Un nuevo Santo Padre: Mons. Mario Espinosa Contreras

Escrito por Lic. Paola Rios

Por designio de Dios la obra salvífica realizada por la persona, el ministerio, la cruz y la resurrección de Jesucristo, continúa beneficiando a todos los hombres y mujeres, y para que esto sea realidad nuestro Señor en su misma vida pública, quiso entre sus discípulos elegir a doce, a quienes constituyó sus apóstoles, y al frente de ellos colocó al apóstol Pedro.

A este Colegio Apostólico, nuestro Salvador le dedicó la mayor parte de su tiempo en su vida pública; ellos convivieron de cerca con su Maestro, ellos le escucharon profundizaciones acerca de lo que El iba pregonando en su buena nueva, y en cierta ocasión encontrándose el Señor con sus apóstoles en Cesárea de Filipo, allí donde está el manantial del rio Jordán, en ese lugar le prometió a Pedro que él sería el primer responsable y servidor de su Iglesia, cuando le declaró “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Una vez realizado el misterio pascual, Cristo resucitado se encontró con Pedro y le confirmó lo que anteriormente le había prometido, y le confió la solicitud por su Iglesia cuando le manifestó reiterativamente “apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas”.

Una vez que el Salvador ascendió a los cielos y dimensionada con la fuerza del Espíritu Santo, la naciente Iglesia quedó confiada a Pedro y a los apóstoles, quienes incorporaron colaboradores y sucesores; y de esta manera los sucesores del apóstol Pedro, han sido los pastores universales a quienes llamamos Papas. Han sido doscientos sesenta y seis continuadores del ministerio de Pedro, y recientemente ha sido elegido nuestro nuevo Papa Francisco, quien continuará en la Iglesia la misma misión que le fue conferida por Jesús al apóstol Pedro. El hará presente para la Iglesia universal a Jesucristo Buen pastor y será entre los obispos y todos los bautizados en la Iglesia el principio y fundamento visible de la unidad y de la verdad. El garantizará que nuestra Iglesia sea la Iglesia de Jesucristo, misterio universal de salvación, y tendrá en ella el primado de amor y jurisdicción.

Como todos sus antecesores él será para la humanidad un paladín de la estabilidad y de la paz, un mediador en la solución de los conflictos, y un cuidadoso defensor de la dignidad humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, y también promoverá la identidad de la familia, los valores y el bienestar autentico de la sociedad.

Una vez que hemos agradecido el don de Benedicto XVI, ahora alabamos a Dios Uno y Trino que nos ha enviado al Santo Padre número 266, quien sin duda dará un gran aporte a la Iglesia universal y a toda la humanidad que peregrina por la historia. Nuestro Padre Providente nos sigue favoreciendo, y con nuestro nuevo Papa, nuestro caminar llevará las gracias y el consuelo divino, para que nuestra peregrinación cuente con la fortaleza venida de lo alto.

Unámonos en la oración por nuestro nuevo Santo Padre, para que siempre lo asista el Espíritu consolador, y sea para todos nosotros el Pastor solicito, el maestro luminoso, y el obsequioso sacerdote que nos actualiza el amor y la misericordia divina. ¡Que el Señor bendiga abundantemente a Nuestro Padre y Pastor S.S. Francisco!

† MARIO ESPINOSA CONTRERAS
OBISPO DE MAZATLÁN

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