2013-03-28 Radio Vaticana
(RV).- “Estaba preso y me visitaron” dijo Jesús cuando habló del examen final de nuestra vida. Hoy el Papa Francisco junto a menores carcelados en la celebración propia del Jueves Santo, la Última Cena de Jesús con sus discípulos, antes de que lo apresaran, torturaran y asesinaran en la cruz. En esta cena Jesús lava los pies a sus discípulos, ofrece su Cuerpo y Sangre y da el mandamiento del amor: “Ámense entre ustedes como los amo yo”.
Este gesto de Francisco corresponde a su invitación de todas sus primeras homilías en las que nos invita a salir de nosotros mismos para ir a las periferias geográficas y existenciales.
A la cinco de la tarde, en el Instituto Penal para Menores de “Casal del Marmo”, en las afueras de Roma, comenzó la Misa “in cena Domini” celebrada por el Papa. En su ministerio como Arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Mario Bergoglio acostumbraba celebrar esta Misa en una cárcel, en un hospital o en un hospicio para pobres o personas marginadas. Y en su primer Jueves Santo como Pontífice, Francisco ha querido seguir también esta tradición visitando este reformatorio romano. De modo que con esta celebración de Casal del Marmo, el Papa Francisco ha proseguido esta costumbre, que se desarrolló en un contexto de gran sencillez, mientras las demás celebraciones de Semana Santa, tal como les hemos informado oportunamente, tendrán lugar según el uso habitual.
Al respecto cabe destacar que también el Papa Benedicto XVI visitó este Instituto de Casal del Marmo el 18 de marzo de 2007, donde celebró la Misa en la Capilla del “Padre Misericordioso”.
Ha sido grande la expectativa de los menores que se encuentran detenidos, unos cincuenta, entre los cuales once chicas.
En una entrevista de nuestra colega Benedetta Capelli a la voluntaria Annalisa Marra, quien desde hace cinco años presta su servicio en este penitencial ha explicado que muchos de estos menores han recibido la noticia de la llegada del nuevo Papa con gran sorpresa, alegría y curiosidad, especialmente por parte de los que no son católicos, por lo que se preguntaban quién es el Papa.
Mientras esta misma noticia ha sido recibida gozosamente por parte de los muchachos italianos que no se la esperaban, y que quedaron sumamente sorprendidos por el hecho, inusual, de que un Papa vaya a una cárcel. Algo que no sucede todos los días.
Y cuenta que estos menores detenidos han preguntado a los voluntarios cuánto les pagaban a ellos por ir a este instituto de detención. Mientras en el momento en que descubrieron que nadie les ha pagado y que todo se realiza gratuitamente apreciaron mucho este gesto, tal como han apreciado el gesto del Papa, que los ha elegido a ellos, para lavarles los pies. Un gesto de humildad que no los hace sentir marginados sino cerca del mundo real.
En cuanto a la pregunta de qué querrían decirle estos menores al nuevo Papa, la voluntaria entrevistada explicó que basándose en la precedente visita a esta cárcel de Benedicto XVI, lo que desean es que Francisco rece por ellos, para no sentirse lejos del mundo católico.
(MFB – RV).