LA CORTA vida de esta santa, que nació en Camigliano de Toscana en 1878 y murió en Lucca a los veinticinco años, es poco pintoresca. Se trata de una existencia de ardiente piedad y candad y de continuas penas. La fuente de sus sufrimientos fue la mala salud, la pobreza en que cayó su familia, el desprecio que mostraron a Santa Gema aquellos o quienes molestaban sus prácticas de devoción, éxtasis y otros fenómenos y finalmente, lo que ella consideraba como ataques físicos del demonio. En cambio, tuvo el consuelo inmenso de vivir en constante comunión con Nuestro Señor, quien le hablaba como si estuviese corporalmente presente, así como encontrar a la bondadosa familia Giannini, que después de la muerte de su padre la trató como a una hija.
La mala salud de Santa Gema era congénita, pues padecía de tuberculosis en la espina dorsal, por lo que se fue encorvando cada vez más. Los doctores no podían hacer nada, pero San Gabriel de la Dolorosa, a quien la joven profesaba gran devoción, se le apareció y la curó instantáneamente. Gema quería entrar en el convento de las pasionistas; pero, a pesar del milagro, no pudo conseguir el certificado médico de perfecta salud, que las religiosas le exigían, prudentemente para recibirla en el noviciado. Desde junio de 1899 hasta febrero de 1901, tuvo periódicamente los estigmas de la Pasión; más tarde aparecieron en todo su cuerpo las llagas de la flagelación del Señor. Durante un corto período estuvo poseída por el demonio; entonces llegó hasta a escupir al crucifijo y romper el rosario de su confesor. Pero en su estado normal disfrutaba de una gran paz interior. En sus éxtasis hablaba en voz baja y agradable con los espíritus celestiales, y los presentes tomaron nota de lo que decía en varias ocasiones. Santa Gema murió apaciblemente un Sábado Santo, el 11 de abril de 1903, después de una larga y penosa enfermedad.
El pueblo cristiano empezó a venerarla inmediatamente después de su muerte, gracias en parte a lo que escribieron sobre ella sus directores espirituales. Su beatificación tuvo lugar en 1933 y su canonización en 1940. Su causa encontró gran oposición, debido a las extraordinarias experiencias místicas de la santa. Hay que hacer notar que, cuando la Congregación de Ritos declaró que Gema había practicado en grado heroico las virtudes cristianas, se abstuvo expresamente de pronunciarse sobre el carácter preternatural de los fenómenos de tipo místico, explicando que la Iglesia nunca se pronuncia en esa materia.
Alban Butler - Vida de los Santos