2013-04-16 L’Osservatore Romano
Para ser creíble la Iglesia debe mostrar coherencia «entre la palabra y el modo de vivir», abandonando los «ídolos» de la ambición, del afán de hacer carrera, del éxito, «en los cuales buscamos y tantas veces ponemos nuestra seguridad». Lo recomendó el Papa Francisco el domingo 14 de abril por la tarde durante su primera misa presidida en la basílica de San Pablo Extramuros.
Una semana después de la toma de posesión de la cátedra de San Juan de Letrán, el Obispo de Roma celebró la Eucaristía sobre la tumba del apóstol de los gentiles. Y refiriéndose a los tres verbos —anunciar, testimoniar, adorar— que marcaron la experiencia de fe de san Pablo, recordó que no es suficiente «llevar la Palabra de Dios a nuestros ambientes de vida». Es necesario sobre todo «el valor de pensar, decidir y vivir como cristiano», también en las circunstancias y en las formas más humildes: existe, en efecto, —aseguró el Papa— una especie de «clase media de la santidad» de la que «todos podemos formar parte». Por ello es necesario «vivir una relación intensa con Jesús, una intimidad de diálogo y de vida» centrada en la experiencia de la adoración. Que se realiza también abandonando los «ídolos, pequeños o grandes» en los que nos refugiamos, y siguiendo al Señor «con valentía y fidelidad». Con el ejemplo de tantos cristianos aún hoy perseguidos, a quienes el Papa había dirigido un pensamiento en el Regina Caeli recitado a mediodía en la plaza de San Pedro.