Mensaje de la CEM por el Día del Niño y de la Niña

México, D.F., a 30 de abril de 2013
B. 22 / 2013
MENSAJE DE LA CEM
EN OCASIÓN DEL DÍA DEL NIÑO Y DE LA NIÑA:
EDIFICAR PARA ELLOS UN MUNDO MEJOR

Hoy celebramos el Día del Niño y de la Niña, ocasión propicia para agradecer a Dios por todos los niños y niñas del mundo, procurando hacer de nuestra familia y de nuestra sociedad lugares donde puedan vivir y desarrollarse integral y plenamente.

Dios, al hacerse Hombre, quiso ser Niño, y ya adulto exclamó: “Dejen que los niños vengan a mí” (Mc 10, 14). Con estas palabras, como explica Orígenes, Jesús “exhorta a sus discípulos… a condescender con el bien de los niños” (in Matthaeum, 7). El mayor bien que podemos brindarles es ayudarlos a encontrar a Aquel que nos ha creado, salvado y santificado, y en quien podemos recibir compañía, encontrar el sentido y la plenitud de la vida, edificar un mundo mejor, y alcanzar la eternidad feliz.

A lo largo de los siglos, innumerables niños y niñas se han dejado encontrar por Jesús, y recibiendo el amor que Él nos da, lo han comunicado a los demás, como los santos Águeda, Inés y Tarsicio, que dieron testimonio de Cristo con su vida en los primeros años del cristianismo, como lo hicieron en el siglo XVI los beatos tlaxcaltecas Cristóbal, Antonio y Juan, martirizados por colaborar en la primera evangelización de América.

Santo Domingo Savio, nacido en Italia en el siglo XIX, el día de su primera comunión se propuso confesarse y comulgar a menudo, santificar los días de fiesta, ser amigo de Jesús y María, y antes morir que pecar. A san Juan Bosco le dijo: “¡Quiero hacerme santo!”. Y junto con unos amigos colaboró con él a educar a los muchachos del Oratorio. Era tal su testimonio, que Don Bosco decía que llevaba más almas al confesionario con sus recreos que los predicadores con sus sermones.

Los hermanos beatos Jacinta y Francisco Marto tuvieron la dicha, junto a Lucía dos Santos, de ver a la Virgen María y recibir su mensaje en Fátima en 1917. La beata Laura Vicuña, nacida en 1904 en Santiago de Chile, ofreció su vida por la conversión de su madre. El michoacano, beato José Sánchez del Río, antes de morir por su fe en 1928 dijo a sus padres: “nos veremos en el cielo. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!”.

Como podemos ver, los niños no sólo son destinatarios sino sujetos en la edificación de un mundo mejor. No obstante, requieren la ayuda de sus mayores. Por eso, durante su visita a México, el Papa Benedicto XVI dijo a los niños y niñas: “Dios quiere que seamos siempre felices... Si dejamos que el amor de Cristo cambie nuestro corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo. Ese es el secreto de la auténtica felicidad”. He invitó a todos, “a proteger y cuidar a los niños, para que nunca se apague su sonrisa, puedan vivir en paz y mirar al futuro con confianza” (Saludo a los niños, Guanajuato, 24 de marzo 2012).

Sin embargo, vemos con dolor que la vida de muchos niños y niñas está marcada por la enfermedad, el rechazo, la soledad, el abandono, el abuso, la violencia, la explotación, el rezago educativo, el hambre o la miseria. Ante esta triste realidad, debemos preguntarnos ¿Qué Mundo estamos construyendo para nuestros niños? ¿Qué Mundo estoy construyendo para ellos?

Para edificar un mundo en el que los niños y niñas puedan vivir y desarrollarse plenamente, es preciso hacer realidad la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por Naciones Unidas en 1989, que en sus 54 artículos reconoce que los niños y niñas poseen el derecho innato a la vida, a la propia identidad, a la familia, a la salud, a la educación, a condiciones de vida seguras y adecuadas; a la información y a expresar sus opiniones; a una atención especial en caso de alguna capacidad diferente; a la protección de la pobreza y de cualquier clase de abuso, así como el derecho al esparcimiento, al juego, y mucho más.

Ojalá todos hagamos nuestra parte para que los niños y niñas de México y del mundo puedan vivir libres y desarrollarse integral y plenamente, fortaleciendo a la familia y al sistema educativo. A los niños y niñas les recordamos que Dios los quiere mucho ¡Acérquense a Él, acudiendo al Catecismo y a la Santa Misa! Y aprovechen cualquier oportunidad para ser buenos y para hacer bien a los demás ¡Felicidades!

+José Francisco, Cardenal Robles Ortega
Arzobispo de Guadalajara
Presidente de la CEM

+Eugenio Lira Rugarcía
Obispo Auxiliar de Puebla
Secretario General de la CEM

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