EL AÑO de 1215, a los once de edad, la princesa Mafalda o Matilde, hija del rey Sancho I de Portugal, se casó con su pariente, el rey Enrique I de Castilla, que era también menor de edad. El matrimonio fue anulado al año siguiente, a causa del parentesco de los cónyuges y Matilde volvió a su patria, donde tomó el velo en el convento benedictino de Arouga. Como la disciplina religiosa estuviese muy relajada, Matilde persuadió a la comunidad para que adoptase la regla cisterciense. La santa era extraordinariamente austera. Consagró su cuantiosa herencia a obras de piedad y de caridad. Entre otras cosas, restauró la catedral de Oporto, fundó un albergue para peregrinos, construyó un puente sobre el Talmeda e instituyó una fundación para el sostenimiento de doce viudas, en Arouca. Cuando comprendió quese aproximaba su última hora, pidió que la recostasen sobre un montón de ceniza, según la costumbre medieval. Sus últimas palabras fueron: "Señor, espero en Tí." Su cuerpo resplandeció con un brillo misterioso y, cuando lo desenterraron, en 1617, estaba tan fresco y flexible como si acabase de morir. El culto a Santa Matilde fue confirmado en 1793.
Alban Butler - Vida de los Santos