EUTIMIO ERA hijo de San Juan el Ibérico, de quien se hace mención el 12 de ¡ulio. En su artículo se dice que Eutimio acompañó a su padre a su retiro del Vlonte Athos y le ayudó a fundar el famoso monasterio de Ivirón para los monjes Je Iberia (Georgia).* En 1002, a la muerte de su padre, Eutimio le sucedió en el cargo de abad.
Bajo su gobierno, el monasterio prosperó mucho. Los monjes venían no sólo de Iberia, sino también de Palestina y Armenia. El santo tuvo que expulsar y muchos jóvenes ricos que consideraban la vida religiosa como una forma alegante de retirarse del mundo y dedicarse al reposo. Hacia el año 1040, el monje Jorge el Hagiorita escribió las biografías de San Eutimio y su padre; aunque una buena parte de la obra es una simple colección de alabanzas y lugares comunes, alcanza a destacarse suficientemente la figura de San Eutimio. Era éste un superior firme pero no severo, que dirigía a sus subditos más con el ejemplo que con la palabra y sabía la importancia que tienen los detalles. Jamás bebía vino, cosa extraordinaria para aquella época y aquella región vinícola; pero tenía el buen sentido de exigir que la ración de vino que se daba a sus monjes durante la comida fuese de buena calidad. Insistía también en que no se emplease a trabajadores demasiado jóvenes en las tierras del monasterio: "Sé muy bien que el salario de los hombres maduros es mayor; pero vale la pena gastar un poco más para no exponer a nuestros hermanos a ningún peligro."
El trabajo predilecto del santo era traducir los libros sagrados del grieg0 al caucásico. Jorge el Hagiorita dice que tradujo más de sesenta libros, entre los que se contaban algunos comentarios bíblicos y diversos escritos de San Basilio, San Gregorio de Nissa, San Efrén y San Juan Damasceno, así como los "Institutos" de San Juan Casiano y los "Diálogos" de San Gregorio Magno Del caucásico al griego tradujo una obra de particular interés para la hagiografía. nos referimos a la "Vida de los Santos Barlaam y Josafat". Esos santos no existieron nunca, pero, desgraciadamente, el cardenal Baronio introdujo sus nombres en el Martirologio Romano (27 de noviembre). Naturalmente, los trabajos que emprendió San Eutimio le dejaban poco tiempo para gobernar; así pues, al cabo de catorce años de superiorato, renunció a su cargo, con Ja idea de que el pueblo cristiano tenía necesidad de ciertos libros que sólo él podía traducir.
Por desgracia, bajo el superiorato de su sucesor se produjeron ciertos disturbios entre los monjes ibéricos y los griegos, por lo que el emperador Constantino VIII convocó a San Eutimio a Constantinopla para que le diese cuenta de la situación. Cuando se hallaba en dicha ciudad, el santo fue derribado por la muía que montaba y murió a resultas de la caída, el 13 de mayo de 1028. Su cuerpo fue trasladado al Monte Atos y sepultado en la iglesia de la Santísima Madre de Dios.
Alban Butler - Vida de los Santos