EL NOMBRE de este rey aparece en varios calendarios escoceses antiguos, y varias iglesias modernas le están dedicadas. San David pertenece a la categoría de los héroes nacionales canonizados por la "vox populi" y su biografía forma parte de la historia de Escocia. Nació alrededor del año 1080. Era el más joven de los seis hijos del rey Malcolm Canmore y de la reina Santa Margarita. En 1093, fue enviado a la corte normanda de Inglaterra, donde permaneció varios años. Cuando su hermano Alejandro heredó el trono escocés, en 1107, David recibió el título de príncipe de Cumbria. Por su matrimonio con Matilde, viuda del conde de Northampton, en 1113, obtuvo el título de conde de Huntingdon. En 1124, sucedió a su hermano en el trono de Escocia.
San Aelredo de Rievaulx fue, en su juventud, camarero mayor de David I, con quien le unía una gran amistad y de quien escribió una biografía después de la muerte del monarca. En ella habla de la repugnancia del santo a aceptar la corona, de la justicia con que gobernó, de su generosidad con los pobres, de los esfuerzos que hizo por mantener la concordia entre el clero, de su piedad y de su obra de consolidación del reino de Escocia. La única crítica que le hace Aelredo es que no consiguió dominar la crueldad y rapacidad de sus tropas, cuando invadió Inglaterra para sostener a su sobrina Matilde contra Esteban. San David se arrepintió mucho de ello; se cuenta que consideraba la muerte de su hijo y sus propias derrotas, en particular la de la batalla de Standard, como justo castigo de ese pecado.
Uno de los sucesores de David I, Jacobo I, se quejaba de que la liberalidad con que dicho monarca había enriquecido a la Iglesia había empobrecido al reino. En efecto, San David no sólo fundó las ciudades reales de Edimburgo, Berwick, Roxburg, Stirling y tal vez Perth, sino que estableció las diócesis de Brechin, Dunblane, Caithness, Ross y Aberdeen, además de numerosos monasterios. Entre estos últimos se contaban las abadías cistercienses de Melrose, Kinloss, Newbattle y Dundrennan y el convento de canónigos agustinos de Holyrood.
San Aelredo escribió un relato muy detallado sobre la muerte de David I en Carlisle, el 24 de mayo de 1153. El viernes recibió la extremaunción, el viático y empezó a recitar los salmos junto con los que le rodeaban. El sábado, sus amigos le rogaron que descansase un poco, pero el monarca respondió: "Dejadme más bien pensar en Dios para que mi espíritu adquiera el suficiente vigor para el viaje desde el destierro a la Casa Paterna. Cuando me presente al juicio tremendo de Dios, vosotros no podréis responder por mí ni defenderme; nadie podrá librarme de sus manos." Dicho esto, oró hasta el momento de su muerte, ocurrida en la madrugada del domingo.
San David había contribuido a dotar la abadía de Dunfermline, fundada por sus padres y había llevado allá a los benedictinos de Canterbury. Ahí fue sepultado, y su memoria se veneraba en la abadía hasta la época de la Reforma.
Alban Butler - Vida de los Santos