SAN FÁNDILAS nació en Cádiz, España, al principio del siglo IX, en tiempos de la ocupación musulmana. Después de haber hecho sus estudios en Córdoba, buscó seguir la vida religiosa y entró al monasterio de Tabán. Como se señalo por la santidad de su vida y dio ejemplo de las más altas virtudes, los religiosos del monasterio vecino de San Salvador solicitaron sus servicios como sacerdote. A pesar de su enérgica resistencia, fue elevado a la dignidad sacerdotal y prosiguió con mayor fervor sus penitencias, sus vigilias y sus oraciones; se aplicó a la humildad y a la práctica de todas las virtudes.
Abrasado por un celo ardiente para defender la fe, se presentó un día ante el juez y le predicó, elocuentemente, la doctrina del Evangelio. Expuso la perversidad de Mahoma y declaró que todos aquellos que se adhieren a su religión corrompida, serán castigados con suplicios eternos. El juez lo hizo arrestar inmediatamente y dio cuenta del incidente al rey. Este mostró una exagerada indignación, dio rienda suelta a una cólera desmesurada, ordenó el arresto del obispo, la matanza de cristianos y la venta de las mujeres en subasta pública. Felizmente, los gobernadores, estimando que no había proporción ninguna entre esta sentencia y la causa que la había motivado, se abstuvieron de ejecutarla. Sólo Fándilas fue arrestado y llevado a la muerte. Le cortaron la cabeza, y su cuerpo fue colgado de una horca al borde del Guadalquivir. Esto pasó hacia el año 852.
Alban Butler - Vida de los Santos