2013-06-14 L’Osservatore Romano
Familia, ecología humana, nueva antropología secularizada, sinodalidad. Son los temas principales tratados por el Papa Francisco en la audiencia con los miembros del XIII Consejo ordinario de la Secretaría general del Sínodo de los obispos, a quienes recibió el jueves 13 de junio por la mañana, en la sala del Consistorio. Un encuentro que se transformó en una pequeña reunión informal de trabajo, después de que el Pontífice, dejando aparte el texto del discurso escrito, pidió explícitamente a sus interlocutores que hablaran del trabajo del organismo, también en vista de la publicación de la Exhortación apostólica postsinodal que recoge los frutos de la Asamblea celebrada el pasado octubre. Un texto en el cual el Santo Padre ya ha comenzado a trabajar, contemplándolo como un tratado de carácter amplio sobre la evangelización en general. Una opción que surge también de la necesidad de no superponerlo a la próxima encíclica dedicada al tema de la fe: «un documento fuerte», lo definió el Papa Francisco, recordando que fue su predecesor Benedicto XVI quien lo comenzó —«una encíclica “a cuatro manos”, dicen», comentó sonriendo— y quien se lo entregó para que la continuase.
En cuanto a los temas señalados por los miembros del Consejo, el Pontífice se detuvo en particular en el de la familia, denunciando sobre todo la crisis del matrimonio y revelando que, en el encuentro del próximo octubre del grupo de cardenales —constituido el pasado 13 de abril— se debatirá la iniciativa de realizar un estudio sobre la pastoral familiar. Tras poner de relieve la profunda relación entre ecología de la creación y ecología humana, el Santo Padre invitó a los presentes a reflexionar también sobre el «grave problema» de la antropología secularizada. «La laicidad se ha convertido en laicismo», advirtió. Y puso en guardia sobre los riesgos del gnosticismo y del pelagianismo, cuya mezcla da vida hoy a una «cultura nueva» que constituye para los católicos «un problema antropológico muy serio».
Finalmente, al tratar la cuestión de la relación entre sinodalidad y servicio del Obispo de Roma, el Papa Francisco subrayó la gran importancia que ello tiene y aseguró que ya desde ahora está en el centro de la reflexión del grupo de los ocho purpurados. Es necesario, a su parecer, buscar un «camino nuevo» por el cual la sinodalidad pueda expresar «su propia singularidad unida al ministerio petrino». Según el Pontífice se trata de «un desafío grande», respecto al cual corresponde un papel decisivo justamente a la Secretaría del Sínodo de los obispos.
Como conclusión, el Papa Francisco dio las gracias al Consejo por el trabajo realizado e invitó a sus miembros a seguir «adelante con libertad» y «sin miedo».