Santas Teresa y Sancha de Portugal

Date: 
Jueves, Junio 17, 2021

EL REY Sancho I de Portugal tenía tres hijas: Teresa, Sancha y Mafalda, todas las cuales alcanzaron los honores de la Iglesia. Teresa, la mayor, casó con su primo Alfonso IX, rey de León, con quien tuvo varios hijos; sin embargo, al cabo de algunos años, el matrimonio se declaró inválido, puesto que marido y mujer eran consanguíneos y se habían unido sin una previa dispensa de la Iglesia. Teresa amaba a su marido y se negaba a dejarlo, pero a fin de cuentas y tras muchas discusiones, ambos acordaron separarse de común acuerdo. Al regresar a Portugal, Teresa descubrió en Lorvao, donde tenía propiedades, un monasterio de benedictinos con muy escasos monjes, quienes, por negligencia habían dejado de observar sus reglas. En consecuencia, Teresa hizo retirar a los frailes y puso en su lugar a una comunidad de monjas de la regla del Cister. Teresa reparó y amplió el edificio para acomodar a 300 monjas y reconstruyó la iglesia. A pesar de que se quedó en el convento y tomaba parte activa en la vida de las religiosas, no hizo profesión para tener la libertad de administrar la casa y de ir y venir cuando quisiera.

Sancha, la hermana de Teresa, que nunca había contraído matrimonio, vivía, desde la muerte de su padre, en la casa de campo de Alenquer, donde se dedicaba a las buenas obras. Ella dispensó una cordial y generosa bienvenida a los frailes franciscanos y dominicos a su arribo a Portugal y los ayudó en todo lo posible. Sancha fundó el convento de Celias para las monjas agustinas; pero en una visita que hizo a su hermana Teresa quedó tan impresionada por la existencia que llevaba la comunidad de Lorvao, que decidió convertir a Celias en una abadía cisterciense. Ahí mismo tomó ella el hábito. Sancha murió en 1229,a la edad de cuarenta y siete años. Al enterarse de su muerte, Teresa acudió a Celias, por la noche y sin anunciarse, para llevarse sigilosamente el cadáver de su hermana, que yacía dentro del féretro en el coro de la iglesia, y sepultarlo en Lorvao. La última de las apariciones de Teresa en público ocurrió dos o tres años más tarde. Salió de su retiro a ruegos de Berengaria, la viuda del rey Alfonso IX, el que había estado casado, primero, con Teresa a fin de que ésta buscase la manera de arreglar las disputas entre sus respectivos hijos, sobre la sucesión al trono de León. Gracias a la mediación de Teresa, se llegó a un acuerdo equitativo y se restableció la paz en la familia. Al partir, declaró que ya estaba cumplida su tarea en este mundo y que ya nunca volvería a salir del convento. Posiblemente fue por entonces cuando se decidió a tomar el velo. Vivió hasta el año de 1250 y, a su muerte, fue sepultada junto a Santa Sancha. El culto a estas santas fue aprobado en 1705.

Alban Butler - Vida de los Santos