CATEQUESIS DE JESUCRISTO SOBRE LA SUBIDA HACIA JERUSALEN, DONDE NOS INVITA A DARLE SENTIDO PLENO A NUESTRA VIDA (Lc. 9,51-62)
Escrito por: S.E. Don Felipe Padilla Cardona
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» A otro le dijo: «Sígueme.» Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.» Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»
Jesucristo sube a Jerusalén para invitarnos a darle sentido pleno a nuestra existencia: debemos caminar, siguiéndolo como discípulos, en esta vida, y cuando sea el tiempo señalado por Dios Padre, “salir de este mundo”. Este salir del mundo se refiere a todo lo que envuelve su vida y la nuestra: las alegrías, los dolores vividos con la firme esperanza de resucitar y subir a los cielos, según su promesa (San Cirilo de Alejandría, Comentario a Lucas, Homilía 56). El mismo, nos manifiesta la experiencia que tendremos al seguirlo en este recorrido existencial: a veces seremos rechazados y reprendidos: pero todo esto será benéfico para nosotros y nos servirá de entrenamiento para afrontar todas las situaciones por difíciles que sean; porque los que lo sigamos tendremos el honor de predicar el Evangelio y aunque seamos rechazados, aprenderemos a aceptarlo con paciencia y humildad, sin espíritu de venganza (San Cirilo de Alejandría, Comentario a Lucas, Homilía 56).
Este Evangelio nos presenta un aspirante a discípulo que proclama que seguirá a Jesús a donde quiera que él vaya, pero de una manera presuntuosa. Jesús le responde: “las zorras tienen madrigueras…”: la zorra simboliza a aquellos cristianos que creen en Jesús con la boca pero lo niegan con los hechos (San Máximo de Turín, Sermones 41, 3). Los que sigamos a Jesucristo debemos aprender que el Divino, tiene la precedencia sobre lo humano, y las exigencias humanas no deben entorpecer nuestro seguimiento a Jesucristo (San Basilio de Cesarea, Sobre el bautismo I, I, 4). Jesús invita a sus discípulos a amar por primero a Dios nuestro Padre, porque con este amor aprenderemos a amar mejor a nuestros padres (San Cirilo de Alejandría, Comentario a Lucas, Homilía 58).
Así mismo, nos enseña cómo compaginar nuestros deberes humanos con nuestro seguimiento a él: amonestándonos y enseñándonos a que caminemos siempre con él hacia adelante y nunca nos devolvamos hacia el maligno o al mundo, que habíamos renunciado al tomar la decisión de seguirlo, y así encontraremos el verdadero sentido a nuestra vida, que nos hará salir dignamente de este mundo hacia la casa paterna.
† Felipe Padilla Cardona.