EL 13 de enero se lee en el Martirologio Romano: "En Macedonia la muerte del bienaventurado Silas, uno de los primeros cristianos. Habiendo sido enviado por los Apóstoles a las Iglesias de los gentiles con Pablo y Bernabé, fue lleno de la gracia de Dios y desempeñó celosamente el ministerio de la palabra. Descansó en paz después de haber glorificado a Cristo con sus sufrimientos".
Los Hechos de los Apóstoles mencionan por primera vez a Silas en el capítulo xv, donde le presentan junto con Judas, como "los principales entre los hermanos" elegidos para acompañar a Pablo y Bernabé en su viaje a Antioquía para llevar una carta del Concilio de Jerusalén a los gentiles conver- sos de Siria. Judas y Silas, "que también poseían el don de profecía", tomaron parte en la predicación y en la confirmación de los hermanos. Silas permaneció con Pablo y Bernabé en Antioquía, hasta que estalló el desacuerdo entre los dos Apóstoles. Entonces, San Pablo le escogió para que le acompañase en la visita a las otras Iglesias de Siria y de Cilicia y en el viaje a Macedonia. Silas fue golpeado y encarcelado junto con San Pablo en Filipos y también él recobró milagrosamente la libertad. En Berea se quedó con Timoteo; pero San Pablo los mandó llamar a Atenas y ambos se reunieron en Corinto con el Apóstol. Ahí escribió San Pablo sus dos epístolas a los Tesalonicenses; en ambas cita a San Silas por su nombre completo: "Silvano". A esto se reduce lo que sabemos acerca de él. Pero la tradición afirma que nuestro santo pasó el resto de su vida en Europa y que murió en Macedonia, como lo dice el Martirologio Romano. No es imposible que Silvano, el secretario de San Pedro (i Pe., v, 12), se identifique con San Silas.
Alba Butler - Vida de los Santos