SE HA dicho que este obispo franco era originario de Escocia o de Irlanda; pero lo más probable es que haya nacido en Aquitania, de donde partió a vivir como ermitaño en Alsacia. Un día que un hijo del rey Dagoberto se hallaba cazando en el bosque, un jabalí se echó sobre él y le mató; pero el joven resucitó gracias a las oraciones de Abrogasto. El rey Dagoberto nombró entonces a Abrogasto obispo de Estrasburgo, por más que otros relatos afirman que la resurrección del príncipe tuvo lugar cuando Abrogasto ya era obispo. El santo se consagró a gobernar su diócesis con humildad apostólica, al grado de que pidió que se le sepultase en la colina en que se enterraba a los malhechores. Así se hizo; pero se construyó una iglesia sobre la tumba del santo. Los historiadores tienen serias dudas sobre la vida de San Abrogasto, pues los relatos que se conservan son muy confusos.
Alban Butler - Vida de los Santos