El único personaje capaz de vivir separado de su sombra ha sido Peter Pan. Cuando lograba capturarla eran tan parecidos como dos gotas de agua. Trató un día de pegársela con jabón, pero no lo consiguió. Exceptuando a Peter, al resto de los mortales nos persigue nuestra sombra. La sombra que proyecta la humanidad es siempre la misma, yo diría que idéntica. Hemos sido formados del mismo barro, sin diferencias. La misma sombra antes, la misma carne ahora, igual cenizas después. Alguno ha pretendido huir de su sombra, como Pedro, el protagonista de la obra de Delibes, “La sombra del ciprés es alargada”. Toda una vida escapando del pesimismo que enmustia los momentos bellos de la vida y cuando parece que lo ha conseguido, la sombra le vuelve a alcanzar en la tumba de su mejor amigo. Hay otros que ven en la proyección de su sombra, la exaltación de su figura, como le pasó al Quijote, que en un momento de su aventura se vislumbró tan magnífico que quiso ser reconocido por el nombre de “Caballero de los leones”. ¿Qué son las sombras? Son el recuerdo de lo que somos y de lo que dejamos, algunos alargan una huella inmarcesible por lo bueno que han sido. Lo trágico es pasar por la vida sin dejar sombra.
La sombra del tiempo
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