Me ha impactado la noticia de que en Bélgica y en Holanda el parlamento ha apoyado la legislación que permitiría a los niños tener derecho a la eutanasia en algunos casos extremos, según informó el periódico belga Der Morgen y traducido por la agencia de noticias Presseurop, de París. Si se legaliza la eutanasia infantil, estos países serían nuevamente los pioneros en la práctica de la muerte asistida.
En el año 2002 Bélgica y Holanda legalizaron la eutanasia para personas mayores de 18 años. Ahora abren la posibilidad a niños que padezcan enfermedades graves. Los médicos son los que juzgan sobre cada caso.
Los promotores del proyecto afirman que ya es una práctica la eutanasia infantil bajo ciertos criterios, como por ejemplo, los nacidos con espina bífida. Esto está contenido en el Protocolo de Groningen, redactado por el Dr. Eduard Verhagen en 2004. Lo nuevo sería que el sufrimiento de los padres puede ser también un motivo para matar al recién nacido.
De los 175.000 bebés que nacen cada año en los Países Bajos, aproximadamente 650 podrían ser casos que merecerían la eutanasia. Estos bebés, a pesar de un tratamiento muy intenso, seguramente morirán en el corto plazo. Es espeluznante constatar la fuerza con la que se está imponiendo la cultura de la muerte. El hombre quiere ocupar el puesto de Dios y esto lo pagaremos muy caro.