EN ITALIA se profesa gran veneración a San Emigdio, sobre todo porque se le considera protector contra los terremotos. Por la misma razón, su culto se ha popularizado mucho en los últimos afios en las ciudades de Los Angeles y San Francisco. La verdadera historia del santo es desconocida; pero sus "actas" nos han transmitido la leyenda. Según ellas, Emidgio era un alemán originario de Tréveris. Después de su conversión al cristianismo, se transladó a Roma, en la época del Papa Marcelo I. Lleno de celo por la fe, Emidgio entró en un templo pagano y derribó una estatua de Esculapio. Ello enfureció tanto a los paganos, que el Papa Marcelo, para proteger a Emigdio, le ordenó sacerdote, le consagró obispo y le envió a evangelizar el territorio de Ascoli Piceno. Ahí trabajó el santo con gran éxito y logró numerosas conversiones. Fue decapitado durante la persecución de Diocleciano, junto con los santos Eupolo, Germán y Valentín. Dado que San Marcelo ciñó la tiara pontificia el año 308, es imposible que él haya ordenado a San Emigdio, pero la tradición popular desprecia olímpicamente la cronología. Por otra parte, no es imposible que un copista distraído haya confundido el nombre de Marcelo con el de Marcelino, quien le precedió en el gobierno de la Iglesia. La fiesta de San Emigdio se celebra en Italia no sólo el 9 de agosto, sino también en otras fechas, según las diversas tradiciones locales.
Alban Butler - Vida de los Santos