LA IGLESIA une la celebración de San Casiano con la de San Hipólito, aunque no existe relación alguna entre ambos mártires. Casiano era un maestro de escuela que enseñaba a los niños de Imola a leer y escribir. Imola es una ciudad de Italia que dista unos cuarenta kilómetros de Ravena. Durante una furiosa persecución contra los cristianos, Casiano fue hecho prisionero y compareció ante el gobernador de la provincia. Como se negase a ofrecer sacrificios a los dioses, el bárbaro juez, al saber que era maestro de escuela, mandó que sus propios discípulos le matasen con sus "estilos".'* Acudieron doscientos discípulos de Casiano, "que le odiaban porque era su profesor". Los guardias desnudaron al condenado y algunos de los discípulos le lanzaron a la cara las tabletas, los estilos y las navajas; otros le desgarraron el cuerpo con las navajas; otros le clavaron los estilos en el cuerpo y aun se divirtieron bárbaramente al grabar letras en su piel. San Casiano, cubierto de sangre y herido en todo el cuerpo, todavía tuvo el valor de decir a los perversos alumnos que no tuviesen miedo y le golpeasen con mayor fuerza. Con ello no quería exhortarlos al pecado, sino manifestar su deseo de morir por Cristo. Los cristianos de Imola se encargaron de sepultarle. Prudencio refiere que, de camino a Roma, visitó la tumba del mártir y pidió ahí a Dios perdón por sus pecados; también describe una pintura que estaba sobre el altar y representaba la cruel muerte del mártir en la forma en que él la narra en sus versos.
Alban Butler - Vida de los Santos