2013-08-18 Radio Vaticana
(RV).- El Santo Padre Francisco a través de su secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, ha enviado un mensaje al obispo de Rimini, ciudad italiana, en la que, desde el 18 al 24 de agosto, se celebra la 34ª edición del Meeting de la amistad entre los pueblos, organizado por Comunión y Liberación.
El mensaje, que ha sido leído durante la misa inaugural, hace alusión al tema del meeting: “Emergencia hombre”, y subraya que es precisamente “el hombre el camino de la Iglesia”, como decía el beato Juan Pablo II. “Esta verdad es válida sobre todo en nuestro tiempo en el que la Iglesia, en un mundo cada vez más globalizado y virtual, en una sociedad cada vez más secularizada y carente de puntos de referencia estables, está llamada a redescubrir su misión, centrándose en lo esencial y la búsqueda de nuevas formas de evangelización”.
Se trata dice el Papa “de restituir el hombre a sí mismo, a su alta dignidad. Hay que volver a considerar el carácter sagrado del hombre y al mismo tiempo decir con fuerza que es sólo en la relación con Dios, en el descubrimiento y la adhesión a su vocación, que el hombre puede alcanzar su verdadera estatura. La Iglesia, a quien Cristo confió su Palabra y sus Sacramentos, custodia la mayor esperanza, la posibilidad más auténtica de realización para el hombre, en cualquier latitud y en cualquier momento”.
“No tengamos para nosotros -señala el Pontífice- este precioso tesoro que todo el mundo, de manera consciente o no, estamos buscando. ¡Vayan con valentía al encuentro de todos, sin esperar a que sean los otros los que vengan a buscarnos! No debemos tener miedo de anunciar a Cristo, con respeto y honestidad”.
“Ésta es la tarea de la Iglesia -recuerda el Papa- , ésta es la tarea de todos los cristianos: servir al hombre buscándolo por los meandros sociales y espirituales más ocultos”. "Emergencia hombre”, significa pues, la emergencia de volver a Cristo, de aprender de él la verdad sobre nosotros mismos y el mundo, y con Él y en Él ir al encuentro de hombres, especialmente de los más pobres, por quienes Jesús siempre mostró su predilección.
ER RV