EN QUERCY y en el Limousin se venera a San Amador como fundador del santuario de Nuestra Señora de Rocamadour y como primer ermitaño de las Galias. En realidad, no poseemos ningún dato cierto acerca del santo; ni siquiera sabemos en qué época vivió, ni si existió realmente. La leyenda de su vida fue escrita con ocasión del descubrimiento de un cadáver incorrupto en Rocamadour, en 1166; pero no existe prueba alguna de que San Amador haya sido realmente un ermitaño del valle de Alzou y de que haya dado su nombre al santuario de la Madre de Dios.
Según la leyenda, Amador era un criado de María y José, que se casó con Santa Verónica. Arrojados de Palestina por la persecución, Verónica y Amador se transladaron a las Galias. Bajo la dirección de San Marcial (quien no vivió en el siglo I, sino en el siglo III), evangelizaron los alrededores de Burdeos y Cahors. San Marcial envió a San Amador a Roma para que informase a San Pedro sobre los progresos de la evangelización en las Galias y así tuvo ocasión de presenciar el martirio de los dos Apóstoles. A su regreso, continuó con la evangelización de los galos y fundó varios monasterios. Cuando murió Santa Verónica, Amador se retiró a una cueva solitaria en Quercy, donde construyó una capilla que, con el tiempo, había de transformarse en el famoso santuario de Nuestra Señora. En el siglo XV se añadió un nuevo rasgo a la leyenda, ya que se identificó a San Amador con el Zaqueo del que habla San Lucas en el capítulo XIX. El dicho popular que dice: "En carne y hueso, como San Amador" tiene su origen en el descubrimiento del cadáver incorrupto.
Alban Butler - Vida de los Santos