EN ESTE día, la Iglesia conmemora a tres mártires entre los que no existe relación alguna. San Timoteo, que murió en la persecución de Diocleciano, fue sepultado en la Vía Ostiense de Roma, frente a la basílica de San Pablo extramuros.
La lección de maitines y el Martirologio Romano nos dicen que San Hipólito era obispo de Porto y "muy renombrado por su saber". Pereció ahogado a causa de la fe en Porto o en Ostia y fue sepultado en el sitio de su martirio. No sabemos con certeza quién era este mártir, pero no es imposible que se identifique con el San Hipólito del que hicimos mención el 13 de este mes.
San Siníoriano fue martirizado en Autun, en el siglo II o III. La ciudad de Autun era una de las más antiguas y famosas de la Galia. En la época a la que nos referimos, se practicaba intensamente en dicha ciudad el culto de Berecintia (Cibeles), Apolo y Diana. En determinado día del año,se transportaba con gran pompa la estatua de Cibeles sobre un carro, por toda la ciudad. En una de esas procesiones, Siníoriano faltó al respeto a la imagen y fue apresado por la multitud y conducido ante Heraclio, el gobernador de la provincia. Heraclio le preguntó por qué se rehusaba a venerar la imagen de la madre de los dioses. El santo respondió que era cristiano y sólo adoraba al verdadero Dios; manifestó además que, si tuviese un martillo entre las manos, destruiría la estatua. El juez consideró esta respuesta como un acto de impiedad y rebelión y preguntó a lospresentes si Siníoriano era ciudadano de Autun. Uno de ellos respondió: "Sí, pertenece a una noble familia de la ciudad". El juez dijo entonces a Siníoriano: "Tal vez te portas asípensando que tu linaje te protege, o quizá ignoras las órdenes del emperador' . En seguida ordenó que se diese lectura al edicto imperial, y dijo al mártir: "¿Qué respondes a esto, Siníoriano?" El mártir volvió a manifestar su desprecio por el ídolo, y el juez le mandó apalear y encarcelar. Más tarde, Siníoriano compareció de nuevo ante el tribunal y se mostró tan firme como la primera vez. Heraclio le condenó a morir por la espada por haber traicionado a los dioses y a los hombres. Cuando Sinforiano se dirigía al sitio de la ejecución, su madre, que estaba junto a la muralla de la ciudad para verle pasar, le gritó: "Siníoriano, hijo mío, acuérdate del Dios vivo y sé valiente. No temas. Tu muerte será el camino que conduce a la vida". El santo fue decapitado. Su cadáver fue sepultado en una cueva, cerca de una fuente. A mediados del siglo V, San Eufronio, obispo de Autun, construyó ahí una iglesia en su honor.
Alban Butler - Vida de los Santos