de Francisco Javier Chavolla Ramos
Obispo de Toluca
“La corona de los ancianos son los hijos de sus hijos”
(Prov. 17, 6).
A todos los Abuelos de Mexico y
A todos los hombres y mujeres
de buena voluntad:
Queridos hermanos y hermanas, que comparten el gozo de ser abuelos, me dirijo a ustedes para felicitarles en este “Día del Abuelo”, conocido también como el día internacional de las personas de la tercera edad.
Hoy la Iglesia, recuerda con cariño y veneración a dos grandes abuelos; San Joaquín y Santa Ana, que son parte de una larga cadena que han pasado en la fe y en el amor a Dios, así mismo son ejemplos perfectos de vida interior, a quienes Dios eligió para enriquecer al mundo con la Gran Madre de Dios, María Santísima.
La familia de Jesús de Nazaret, acogió la gracia divina para transmitir la fe, para comunicar el patrimonio de la humanidad y lo valioso que es el encuentro y el diálogo entre generaciones.
“El acontecimiento de la presentación en el templo (cf. Lc 2, 41-50) nos pone ante el encuentro de generaciones: …Niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de sus vidas” (DA 447).
En días pasados, el papa Francisco, expresó su preocupación por las personas de la tercera edad, en su visita a Río de Janeiro: “Creo que cometemos una injusticia con los ancianos, estamos acostumbrados a la cultura de la descartes: con los ancianos se hace a menudo. No deben ser aislados. Descartados como si no tuvieran nada que ofrecernos. Los viejos, tienen la sabiduría de la historia, la sabiduría de la nación, la sabiduría de una familia y eso es lo que necesitamos. Tenemos que cortar esta costumbre del descartes, enfocarnos a la cultura de la inclusión, la cultura del encuentro, debemos hacer un esfuerzo para incluir a todos en la sociedad” (JMJ 2013, 26 de julio).
Es en los abuelos, donde debemos depositar una autoridad moral respetable en nuestra sociedad y en cada una de nuestras familias.
Con motivo de esta celebración recordamos también lo que los Obispos de América Latina, reunidos en aparecida dijeron: “El respeto y gratitud de los ancianos debe ser testimoniado en primer lugar por su propia familia. La Palabra de Dios nos interpela de muchas maneras a respetar y valorar a nuestros mayores y ancianos. Incluso nos invita a aprender de ellos con gratitud, y a acompañarlos en su soledad y fragilidad. Sin embargo, a menudo son olvidados o descuidados por la sociedad y hasta por sus propios familiares.
Muchos abuelos, han gastado su vida por el bien de su familia y de la comunidad, desde su lugar y vocación. Muchos son verdaderos discípulos misioneros de Jesús por su testimonio y sus obras. Merecen ser reconocidos como hijos e hijas de Dios, llamados a compartir la plenitud del amor, y a ser queridos, en particular, por la cruz de sus dolencias, la capacidad disminuida o la soledad. La familia no debe mirar sólo las dificultades que trae el convivir con ellos o el atenderlos.
La Iglesia se siente comprometida a procurar la atención humana integral de todas las personas mayores, también ayudándoles a vivir el seguimiento de Cristo en su actual condición, e incorporándolos lo más posible a la misión evangelizadora” (DA 448 - 450).
De esta manera las familias crecerán en un ambiente cálido y acogedor, en donde la juventud se vea arropada por la sabiduría de los abuelos y ellos se sientan queridos y motivados por sus descendientes.
Por tal motivo, queridos hijos elevamos nuestras oraciones a Dios Padre, por todos los abuelos de México y del mundo entero para que les acompañe y llene de recompensas en su caminar y con la protección de nuestra Santísima Madre, María de Guadalupe, para que les guíe ahora y siempre.
¡Muchas Felicidades en este día y les bendigo en nombre de Dios!