Los DOCE hermanos martirizados que en este día menciona el Martirologio Romano, tienen su correspondiente leyenda donde se afirma que eran originarios de Hadrumetum, localidad del África proconsular, e hijos de San Bonifacio y Santa Tecla, otros mártires cuya pasión y muerte se conmemora el 30 de agosto. Los doce hermanos fueron aprehendidos en Hadrumetum, por el delito de ser cristianos; se los condujo a Cartago y ahí fueron sometidos a la tortura, sin que ninguno renegara de sus creencias. Las autoridades mandaron entonces que los doce hermanos fuesen encadenados uno a otro, con grilletes en el cuello, para embarcarlos así con destino a Italia a fin de que fuesen juzgados. Cuatro de ellos, los llamados Fortunato, Honorato, Aroncio y Saviniano, fueron descapitados el 27 de agosto, en cuanto la cuerda llegó a la ciudad italiana de Potenza. Poco más adelante, en la ciudad de Venosa y al día siguiente, 28 de agosto, se cortaron las cabezas de otros tres hermanos: Septimino, Genaro y Félix. El 29, al llegar la comitiva a Velleiano, se completó la decena con la eje- cución de otros tres: Vitalis, Sator y Repósito. Los últimos dos hermanos que aún quedaban con vida, uno, llamado también Félix y el otro Donato, murieron decapiados el lo. de septiembre, en la ciudad de Sentiano.
En realidad, estos mártires de la Apulia no estaban emparentados unos con otros y no tenían relación alguna con San Bonifacio o con Santa Tecla y, probablemente, ni siquiera eran africanos. Pero en el año de 760, el duque Arequio descubrió los restos de los doce muertos y los sepultó en un santuario especialmente construido en la iglesia de Santa Sofía, en Benevento y, a partir de entonces, quedaron indisolublemente asociados en el espíritu y la tradición del pueblo como los doce hijos de los mártires San Bonifacio y Santa Tecla, venidos de las costas africanas para ser martirizados, a su vez, en la Apulia. Así se les ha rendido culto desde entonces.
Alban Butler - Vida de los Santos