SAN TEODORO, llamado "El Negro", duque de Yaroslav y de Smolensk, era el bisnieto de Vladimir Monomakli, príncipe de Vievan, cuyo testamento, conocido como "Encargos a mis hijos", es uno de los documentos más preciosos para el cristianismo en la antigua Rusia.
Como gobernante de sus Estados, Teodoro se preocupó constantemente y con absoluta sinceridad de los pobres y los desamparados, defendió a su pueblo contra los tártaros, hizo cuanto estuvo de su mano para extender y afirmar la religión y construyó muchas iglesias, incluso una famosa en honor de San Miguel. Poco antes de su muerte, que ocurrió el 19 do septiembre de 1299, recibió el hábito de monje, con el que fue sepultado en el monasterio de la Transfiguración, en Yaroslav. Al morir su primera esposa, la madre de su hijo Miguel, se volvió a casar Teodoro, y con su segunda mujer tuvo a sus hijos David y Constantino. Los dos murieron en 1321 y fueron sepultados junto a su padre, y junto con él fueron venerados como santos. En 1464, los restos de los tres fueron solemnemente colocados en su santuario. Durante todo el curso de sus vidas, a decir verdad, Teodoro y sus dos hijos, cumplieron cabalmente con sus deberes de cristianos, de nobles y de gobernantes; los tres fueron gene- rosos, inclinados a perdonar las injurias y mucho más preocupados por cumplir con sus obligaciones, que por castigar las ofensas de los demás. De acuerdo con sus virtudes, un traparion o himno de su oficio, dice de ellos: "Desde vuestra primera juventud en adelante, amasteis a Cristo con todo vuestro corazón, observasteis siempre rigurosamente sus leyes y ordenanzas y, por lo tanto, recibisteis el don de obrar milagros. Dispensad sobre nosotros vuestros salu- dables beneficios, ¡Oh vosotros, santos Teodoro, David y Constantino!"
Alban Butler - Vida de los Santos