EN UNA NOTA al calce de su artículo sobre San Leonardo de Noblac, Alban Butler habla de su homónimo y contemporáneo, Leonardo de Vandoeuvre, quien introdujo la vida monástica en el valle de Sarthe. San Leonardo, que quería vivir en la soledad, se estableció a orillas del río Sarthe, en el sitio actualmente llamado Saint-Léonard-des-Bois. El obispo de Le Mans, San Inocencio, gran promotor de la vida monástica, se hizo muy amigo de San Leonardo. Pronto se unieron al ermitaño varios discípulos. Desgraciadamente, no faltaban algunas personas que veían con malos ojos la fundación de un monasterio, y dijeron al rey Clotario I que San Leonardo exhortaba a los subditos del monarca a desconocer su autoridad y someter sus bienes y personas a la autoridad del monasterio. Clotario envió algunos legados a investigar sobre el asunto, pero, precisamente en el momento en que llegaron los legados, un noble hacía la renuncia a sus posesiones para tomar el hábito. Los legados hicieron notar al santo que estaba privando al rey de sus mejores soldados, a lo que Leonardo replicó que no hacía más que enseñar al pueblo a practicar los consejos del Señor, quien había exhortado a todos a renunciar a sus bienes y a seguirle. Los legados no pudieron responder a ese argumento y volvieron para informar al monarca. Con el tiempo, Clotario dejó de hostilizar a San Leonardo y aun se convirtió en protector de la abadía. Entre los amigos del santo se contó también a San Dómnolo, sucesor de San Inocencio en la sede de Le Mans. San Leonardo falleció hacia el año 570, a edad muy avanzada, en brazos de San Dómnolo.
Alban Butler - Vida de los Santos