ESTE PRÍNCIPE, a quien se da el título de "el Bueno", fue canonizado 350 años después de su muerte, por Inocencio VIII. Desgraciadamente, sabemos muy poco sobre su vida. Nació en Melk, en 1073. Se educó bajo la influencia del dinámico obispo San Altmano de Passau y sucedió a su padre a los veintitrés años de edad. En 1106, contrajo matrimonio con Inés, hija del emperador Enrique IV, que era viuda. Inés tenía dos hijos de su primer matrimonio y dio a Leopoldo otros dieciocho. Uno de los once que no murieron en la infancia, fue el historiador Otón de Freising, el cual, como abad del monasterio cisterciense de Morimond, en Borgoña, indujo a San Leopoldo a fundar la abadía de Heiligenkreuz de Wienerwald, que todavía existe. Otra de las grandes fundaciones de San Leopoldo fue el monasterio de los canónigos agustinos de Klosterneuburg, cerca de Viena. Dicha abadía, que existe aún, es uno de los focos más poderosos del "movimiento litúrgico" en los países de habla alemana. San Leopoldo fue también el fundador de la abadía benedictina de Mariazell de Estiria, cuya iglesia es actualmente un centro de peregrinación muy popular. Con esas fundaciones contribuyó el santo a difundir la verdadera religión en su país, dando ejemplo de caridad, desinterés y celo por el culto divino.
Leopoldo IV no desempeñó un papel de gran brillo en la tortuosa política secular y eclesiástica de su tiempo. A pesar de todo, ejerció una gran influencia en ella, como lo prueba el hecho de que, en 1125, a la muerte de Enrique V, los bávaros le ofrecieron la corona. En todo caso, San Leopoldo no aceptó el nombramiento. Murió en 1136, al cabo de cuarenta años de reinado. Se le se- pultó en Klosterneuburg. Fue muy llorado por el pueblo.
Alban Butler - Vida de los Santos