EL CARDENAL Baronio insertó el nombre de San Artemio en el Martirologio Romano, siguiendo el ejemplo de Ja Iglesia de oriente, en la cual se le veneraba aunque había apoyado a los arríanos. Según se dice, Artemio era un veterano del ejército de Constantino el Grande. Nombrado prefecto imperial en Egipto su cargo le obligó a perseguir a los cristianos y a caer en la herejía. El emperador Constancio había elevado a Jorge el Capadocio al trono episcopal de Alejandría; San Atanasio salió huyendo de la persecución de dicho emperador arriano, y Artemio, a quien su cargo obligaba a perseguirle, le buscó celosamente en todos los monasterios y ermitas del desierto de Egipto.
Aunque Artemio persiguió a los católicos ordotoxos, hostilizó también celosamente a los paganos y destruyó sus templos e imágenes. Cuando Juliano el Apóstata ascendió al trono imperial, Artemio fue acusado de haber destruido numerosos ídolos, por lo que el emperador le privó de sus bienes y le mandó decapitar.
No está bien aclarado si Artemio, el prefecto de Alejandría, se identifica con el santo del mismo nombre, en cuyo famosísimo santuario de Constantinopla tuvieron lugar tantas curaciones; sin embargo, la biografía griega publicada en "Acta Sanctorum", que se basa fundamentalmente en el testimonio del cronista arriano Filostorgio, supone que ambos santos se identifican y afirma que el emperador Constancio II encomendó a Artemio la translación de las reliquias de San Andrés Apóstol y de San Lucas Evangelista, de Acaya a Constantinopla.
Alban Butler - Vida de los Santos