El Nacimiento: recordatorio de amor que nos compromete a amar

de Eugenio Andrés Lira Rugarcía
Obispo Auxiliar de Puebla y Secretario General de la CEM

En la Navidad celebramos que Dios, creador de todas las cosas, se ha hecho uno de nosotros al encarnarse en Jesús. Así ha entrado en nuestro mundo y en nuestra historia, para rescatarnos de la soledad del pecado y de la muerte, descubrirnos que todo tiene sentido y mostrarnos que nos aguarda una meta tan grande, que vale la pena el esfuerzo del camino.

Esto es lo que nos recuerda el “Nacimiento” que colocamos en nuestros hogares, costumbre que comenzó en el siglo XIII, en Italia, cuando san Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, tuvo la genial idea de representar el nacimiento de Jesús en Belén. Su intención era que quienes no pudimos vivir físicamente en la época en la que nació Jesús, si pudiéramos, ayudados por una representación, “revivir” aquel momento, para llenarnos del amor de Dios y comunicarlo a los demás.

Es muy importante entender que las imágenes del Niño Jesús, de la Virgen María, de san José, de los Reyes Magos y los demás personajes, son representaciones que nos recuerdan a cada uno de ellos, y el amor que, por su medio, Dios nos comunica. De ninguna manera los católicos les damos un culto idolátrico, ya que no pensamos que Dios o los santos estén “metidos” en esas figuras de barro, sino que esas imágenes simplemente les representan. Es como la fotografía que tenemos de un ser querido; sabemos que esa persona no está en ese trozo de papel; pero, como esa fotografía nos la representa, la respetamos.

De igual manera, las imágenes de Jesús, de la Virgen o de los santos, nos los recuerdan a ellos y el amor que nos han tenido; por eso las respetamos, y a través de ellas, elevamos nuestra mente y nuestro corazón al cielo, para pedir a Dios nos bendiga, y a la Santísima Virgen María, a san José y a los santos su ayuda para que, aprendiendo de su ejemplo, recibamos a Jesús en nuestro corazón y vivamos como Él nos enseña: amando a Dios y al prójimo. Ojalá y al contemplar en estos días nuestros nacimientos, así lo hagamos.

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