¡Adiós 2013! ¡Bienvenido 2014!

de Eugenio Andrés Lira Rugarcía
Obispo Auxiliar de Puebla y Secretario General de la CEM

Termina un año y empieza otro, lo que suscita nostalgia, satisfacción, inquietud,esperanza y asombro ante lo fugaz de la vida terrena. Por eso nos asalta la pregunta: ¿Qué sentido tienen nuestros días, con sus alegrías y sus penas? Esta no es una interrogante lanzada al vacío de la nada, sino una pregunta dirigida a quien es capaz de responder a nuestra sed de compañía, de sentido y de esperanza: Dios, que en su Hijo, “nacido de una mujer”, ha venido para liberarnos del pecado y de la muerte, y hacernos hijos suyos, partícipes de su vida plena y eterna[1].

Por eso, como los pastores en Belén[2], corremos a encontrarnos con Jesús, que acostado en el pesebre, anuncia que se nos entrega como alimento en la Eucaristía, para unirnos a Dios y a su Iglesia, y darnos la fuerza de su amor, a fin de que transformemos el mundo y hagamos nuestra vida plena y eterna. ¡Él, como dice san León Magno, “nos infunde la alegría de la eternidad prometida”[3] ¡No hay porqué angustiarnos frente al tiempo que pasa! ¡Es el momento de confiar en Dios![4]

Podemos confiar en Aquel que, en este 2013 que termina, mirándonos con benevolencia[5], nos ha probado su amor en la humildad, amor y servicio de Benedicto XVI, que renunció al ministerio petrino para dar paso a un sucesor que tuviera la edad y el vigor necesario para servir a la Iglesia y al mundo, lo que Dios nos concedió en el Papa Francisco, primer Pontífice latinoamericano, que invitándonos a confiar la misericordia divina, que no se cansa de perdonarnos, convocó al mundo a una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, que fue escuchada por el Señor.

Hemos sentido la presencia de Dios en la visita del Santo Padre a nuestro continente para participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. Él nos ha regalado una luz para nuestro camino a través del Magisterio Pontificio, especialmente la encíclica Lumen Fidei y la exhortación apostólica Evangelii Gaudium. Nos ha honrado con la designación de Mons. Jorge Carlos Patrón Wong como Secretario para los Seminarios de la Congregación para el Clero; en el nombramiento del Cardenal José Francisco Robles Ortega como miembro de la Congregación para los Obispos; y en la creación de nuevos Obispos para México.

Incluso, en los desastres naturales, los accidentes, la migración y las situaciones difíciles provocadas por el egoísmo, la inequidad, la pobreza, la injusticia, la corrupción, la impunidad y la violencia, el Señor se ha hecho presente a través de la generosidad, valentía y solidaridad de muchas personas ¡Reconozcamos y agradezcamos el bien que Dios nos ha hecho por medio de tanta gente, y también el bien que ha hecho a través de nosotros!

Seamos conscientes de nuestros aciertos y mejorémoslos. Aceptemos con lealtad y valentía nuestras fallas, pecados y errores. Pidamos perdón por ellos. Aprendamos de esas caídas para no repetirlas. Y emprendamos el 2014 con renovado vigor, procurando cada día hacer algo concreto para que nosotros, nuestra familia y nuestro México alcancen un desarrollo integral, del que nadie quede excluido.

Contando con la intercesión de la Madre de Dios, hagamos equipo con los demás para lograr aquellas transformaciones que nos ayudarán a superar la inequidad, que es la raíz de los males sociales. Trabajemos juntos, conscientes de que, como ha dicho el Santo Padre, la unidad es mayor al conflicto[6].

“Todo, todo puede enmendarse”[7], decía el Claudio de Shakespeare. Esta es nuestra esperanza. Una esperanza que estamos llamados a hacer realidad en nuestro matrimonio, en nuestra familia y en nuestra sociedad. Con esta convicción, bendigo a cada uno de ustedes, con las palabras que Dios indicó a Moisés: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz”[8].


[1] Cfr. Gál 4,4-7.

[2] Cfr. Lc 2, 16-21.

[3] Sermón 1 en la Natividad del Señor, 1.

[4] Cfr. BENEDICTO XVI, Homilía en las I Vísperas de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, 31 de diciembre de 2011.

[5] Cfr. 1ª. Lectura: Nm 6,22-27

[6] Cfr. Evangelii Gaudium, 222-228.

[7] Hamlet, Ed. Porrúa, México, 2005, Acto III, Escena XXII, p. 47.

[8] Cfr. Nm 6,22-27.

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