2014-03-12 L’Osservatore Romano
El lenguaje del mundo es una trampa en la que no debe caer quien quiere testimoniar el amor de Dios, ese amor en el cual es posible construir la comunidad, vivir en comunión y glorificar a Dios con la caridad. Y el hombre de hoy, lamentablemente, está aún en busca del lenguaje justo, es decir, el lenguaje de Cristo. Que no era el lenguaje de la fuerza o del poder, sino el lenguaje de la debilidad, fácilmente comprensible por todos, sobre todo por quienes experimentan el sufrimiento. Lo destacó el miércoles 12 de marzo, por la mañana, monseñor Angelo De Donatis abriendo en Ariccia la cuarta jornada de los ejercicios espirituales con el Papa Francisco y la Curia romana.
«Jesús —destacó el predicador— era un comunicador excelente» incluso sin hacer nunca «discursos que quisieran persuadir a toda costa»; y lograba hacerse entender y comunicar el amor profundo de Dios por el hombre, porque sus palabras no se basaban en la «sabiduría del mundo» sino en la sabiduría de Dios. La única sabiduría, dijo, gracias a la cual podemos lograr conocer la grandeza de los dones que Dios nos dio. Y entregarlos a su vez a los demás, testimoniando así, con la caridad, la verdadera gloria de Jesús.