Todos podemos perder la cabeza con un poco de poder y con un poco de alabanzas

18 Marzo
San Cirilo de Jerusalén
Isaías 1,10.16-20: “Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia”
Salmo 49: “Muéstranos, Señor, el camino de la salvación”
San Mateo 23,1-12: “Los fariseos dicen una cosa y hacen otra”

¿Te ha tocado ver por casualidad a los niños jugando a ser grandes? ¿Has visto cuando uno de ellos asume el rol de autoridad, de papá o de mamá? ¿Cuáles son sus actitudes? ¿No son de dictadura, intolerancia y prepotencia? Es un reflejo de lo que sucede en la realidad.

Los hombres de todos los tiempos se ven tentados por el poder que los transforma conforme se va adquiriendo. Cristo es consciente de esta gran tentación y la sufre sobre todo de parte de los fariseos, pero a sus discípulos también les llama la atención para que no caigan en esta trampa.

El poder lleva primeramente a creerse los únicos capaces de decir la verdad aunque ellos no la practiquen; a imponer cargas pesadas a los demás y con frecuencia poniéndose como beneficiarios ellos; y a buscar la fama y el honor, el tributo y el reconocimiento, aunque no sean dignos.

Los fariseos han caído en estas trampas: es cierto que en sus palabras hay mucho de verdad pero su corazón está lejos. Para el discípulo de Jesús ésta es una gran tentación y nadie está exento de caer en ella. Todos podemos perder la cabeza con un poco de poder y con un poco de alabanzas, y transformarnos en tiranos de los hermanos. La última parte de este pasaje nos insiste en no ponernos como maestros que buscan reconocimientos y apreciaciones exteriores, pero que podemos estar muy lejos de buscar la verdad con el corazón.

Estos días de cuaresma, se insiste en retornar, mirar lo que hemos estado viviendo y la forma en que lo hemos vivido, recapacitar si nuestras acciones están dirigidas a cumplir la voluntad de Dios o nos estamos poniendo a nosotros mismos como centro de todo. El profeta Isaías insiste en la primera lectura: “Lávense, purifíquense, aparten de mi vista sus malas acciones… aprendan a hacer el bien y busquen la justicia”. Con estas palabras podemos acercarnos al Señor y hacer nuestra oración pidiendo nos conceda la luz necesaria para discernir el camino de la justicia, para obrar bien y para enderezar las sendas que hemos equivocado.

El evangelio de hoy es más para los discípulos que para los fariseos y su mensaje busca prevenir más que condenar. ¿Qué nos dice hoy a nosotros Jesús?

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