Lecturas del lunes, tercera semana de Pascua, ciclo A

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Lun, 2014-05-05

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-15

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Indujeron a unos que asegurasen: - «Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y con-tra Dios.» Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrin, presentando testigos falsos que decían: -«Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés.» Todos los miembros del Sanedrin miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.

Sal 118, 23-24. 26-27. 29-30 R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus leyes;
tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros. R/.

Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus leyes;
instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas. R/.

Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.

Lectura del santo evangelio según san Juan 6,22-29

Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no habla habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: - «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les contestó: - «Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.» Ellos le preguntaron: - «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?» Respondió Jesús: - «La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.»

II. Oramos con la Palabra

JESUCRISTO: yo te busco porque te necesito, porque sin ti mi vida no tendría rumbo ni sentido, porque tú eres el único amigo que no defrauda nunca, porque eres mi único Señor y Salvador, porque creo firmemente que tú eres el enviado del Padre para que tengamos vida abundante. ¿Qué sería de mi vida lejos de ti?

Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 publicado por EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

Esteban realizaba signos y prodigios en medio del pueblo

El proceso de Esteban es un botón de muestra de la situación tan precaria en la que vivían los seguidores del Nazareno, pues contra la comunidad que se agluti-naba en torno a su nombre se había desencadenado una cruel enemiga sin cuar-tel. A Esteban le corresponderá el honor de ser el primer testigo de la Buena Noti-cia, testimonio avalado con su asaeteado final, resumen que nos brinda el texto de hoy. Y como buen seguidor del Maestro de Galilea, con Esteban se repiten si-milares argumentos acusatorios a los que usaron con aquél, hasta el punto de usar iguales en su dolor y pasión de idénticas expresiones. Pero a Dios Padre na-die le escribe el guión de su hacer, y Él, como Padre, explayará su fuerza en los que privilegia y a Esteban lo bendice con fuerza y gracia. Por eso, y en nombre del Padre, opera grandes señales en el pueblo (no otras que anunciar las bondades de Dios en su hijo Jesús, su predilecto); el Espíritu, además, dirá maravillas de él y su rostro transmitirá la experiencia del seguimiento de Cristo en forma de luz y paz, a modo de Moisés cuando hablaba con Dios. Esteban es un asequible ejemplo de que las promesas de Jesucristo se cumplen al dar su Espíritu en todos los que le siguen con buen corazón.

Trabajad por el alimento que perdura

El evangelio de Juan concentra en el vocablo vida todos los dones salvadores de Cristo, regalos de verdadera vida; y éste es presentado como dador de vida en los diversos rasgos que destacan en el discurso del Pan de la vida. Jesús responde a una cuestión más bien incidental con unas elevadas palabras que versan sobre el verdadero alimento que no perece y que nos será dado por el Hijo del Hombre. El misterio de Jesús provoca y su mensaje despierta inquietud, porque le cuestionan sobre cómo ha llegado hasta ese lugar y piden pan; y les responde que él es el genuino alimento, el Pan que ha venido del cielo, con lo que contesta y se ofrece, se descubre a sí mismo y da a conocer los dones de vida que atesora para sus seguidores. Las palabras finales son una sencilla y confiada hoja de ruta para los cristianos, donde pone el énfasis en la confianza absoluta que debemos al que el Padre ha enviado. En tal creencia encontramos el mejor alimento y sentido de nuestra vida: Cristo Jesús, el centro sobre el que gravita la vida de la comunidad creyente, y no sobre otra cosa.

Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)