COMUNICADO DE PRENSA
22 de junio de 2014
El llamado de Jesucristo a sus apóstoles y discípulos, para que aprendan a confiar plenamente en Dios, el Padre de todos, sigue haciendo eco en nuestros días. En su palabra, nos llama a estar alertas ante todo aquello que puede hacer confuso nuestro caminar, y en el peor de los escenarios, llevarnos al fracaso y al pesimismo destructor.
Los cristianos, debemos vivir siempre atentos a los signos que se presentan en nuestro entorno, buscando discernir, con la ayuda del Espíritu Santo, cuál es el camino correcto a seguir. Muchos, al no darse el tiempo para reflexionar, antes de tomar alguna decisión importante, pueden dejarse envolver por el ambiente superficial que desafortunadamente se presenta en la sociedad como una de las opciones más “agradables” para sobrellevar una vida sin compromiso y trascendencia, precipitándose en la toma de decisiones que, en la mayoría de los casos, marcan de manera importante el rumbo de la vida.
Es por esto que, desde la caridad, hago un llamado para que no vivamos nuestra vida con ligereza, sino que seamos conscientes de la importancia de aprender a escuchar la voz de Dios, que nos habla en todo momento, mostrándonos siempre el camino que nos conducirá a la realización de nuestros ideales.
Por otra parte, quiero expresar nuestra opinión en torno a las modificaciones que los legisladores realizaron en días pasados sobre la supresión del castigo a los ministros de culto que “presionen u orienten el sentido del voto o induzcan expresamente al electorado a votar o abstenerse de votar por un candidato, partido político o coalición”.
Ante esto, es importante que se conozcan las leyes que rigen la vida de los ministros de la Iglesia Católica, contenidas en el Derecho Canónico, en donde claramente se afirma que los clérigos: “No han de participar activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales, a no ser que según el juicio de la autoridad eclesiástica competente, lo exijan la defensa de los derechos de la Iglesia o la promoción del bien común”. Canon 287 § 2.
Los ministros de culto católicos, debemos siempre fomentar la paz y la concordia, buscando el respeto a los derechos humanos y nunca permaneciendo indiferentes ante las injusticias. Sería un grave error entrometerse en acciones de un terreno que no es propio a nuestra condición de vida. Nuestra labor será siempre fomentar la buena formación de los laicos para que, comprometidos con su fe, impregnen con su testimonio el sano desarrollo de la sociedad.
Reitero el respeto de la Iglesia a las autoridades civiles, y hago patente nuestro compromiso de colaboración en la edificación de una mejor sociedad, en donde cada uno ejerza su servicio con responsabilidad, logrando con ello la armonía y la paz tan necesarias en nuestra vida.