de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco
Acapulco, Gro., a 3 de agosto de 2014
Comunicado 27-14
El próximo día 4 de agosto celebra la Iglesia a San Juan María Vianney, quien fuera cura de Ars en la Francia rural del siglo XIX. Se le conoce en la Iglesia por su fervor pastoral y su entrega a una comunidad llena de dificultades, por eso la Iglesia lo ha puesto como el santo patrón de los sacerdotes. En él encontramos los sacerdotes una inspiración para desarrollar nuestro ministerio casi siempre en contextos difíciles de indiferencias y adversidades como los que tenemos hoy.
La Arquidiócesis de Acapulco cuenta con 143 sacerdotes diocesanos y religiosos que colaboran en diversas tareas pastorales, predominando la atención a parroquias, como agentes cualificados de pastoral que contribuyen con su ministerio a la evangelización que presenta desafíos tan diversos. En días pasados, por ejemplo, tuvimos talleres de capacitación para sacerdotes sobre el uso de las redes sociales en la evangelización y sobre análisis y resolución de conflictos sociales, temas que requieren capacidades en los sacerdotes para cumplir con mejores resultados su misión en la Iglesia y en la sociedad.
Seguimos haciendo nuestros esfuerzos para formar a los nuevos sacerdotes de una manera integral, de manera que permanezcan muy cercanos al Pueblo de Dios, acompañen procesos de evangelización y de promoción humana a partir de las necesidades de la gente y sean signos de la unidad necesaria en contextos de conflictos sociales, de violencias y de inseguridad.
Fortalecer comunidades para la paz
Una de las tareas que la Iglesia reconoce como suya es la formación de comunidades cristianas como espacios de fe y de amor fraterno. Esta es una contribución que hace para fortalecer la cohesión social, tan necesaria para el desarrollo integral de los pueblos y para el avance de la democracia. La generación y el cultivo de lazos comunitarios donde la gente vive o trabaja, es fundamental tanto para encontrar soluciones de fondo a los problemas como para el desarrollo humano.
Es sabido que las autoridades federales y estatales están promoviendo proyectos de fortalecimiento de la cohesión social como una estrategia necesaria para prevenir la violencia en algunos polígonos ubicados en las colonias Zapata, Jardín y Progreso, en el Barrio De Petaquillas y en Ciudad Renacimiento, identificadas como las zonas que generan mayor violencia en el municipio de Acapulco. De hecho, la apuesta por la prevención mediante el fortalecimiento del tejido social es la mejor opción para disminuir los riesgos de la violencia y para sanear el entorno social.
De hecho, las comunidades campesinas y, sobre todo, las que tienen raíces indígenas tienen aún esta fortaleza que necesita ser apoyada por todos, empezando por las autoridades. Debiera promoverse y apoyarse la participación ciudadana en estos contextos comunitarios, donde la gente tome parte en la toma de decisiones en los temas que les afecten como los proyectos de desarrollo, los servicios públicos, y en el tema de la seguridad. En este sentido, se va construyendo una ciudadanía para la paz, en cuanto que la sociedad esté dando su aporte específico que debe complementar el aporte de las autoridades.
Hay una preocupación muy particular relacionada con la reforma energética que prevé el uso de las tierras ejidales y comunales para proyectos de desarrollo, sin tomar en cuenta y sin consultar a las comunidades. Podrían generarse conflictos con salidas violentas cuando se sacrifican los derechos de las comunidades en aras de proyectos de desarrollo. La cohesión social es un bien que ha de salvaguardarse y no debiera subordinarse a criterios como el lucro o el mismo desarrollo económico sin una visión de respeto a los derechos humanos.