La noche que nadie duerme

de Francisco Moreno Barrón
Obispo de Tlaxcala

La Fiesta de la Virgen de la Caridad en Huamantla es una de las más representativas en la Diócesis de Tlaxcala y está vinculada a la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María a los cielos, el 15 de agosto.

El quincenario de preparación con sus misas, comuniones, rosarios y catequesis se engalana con las alfombras de flores que diariamente se renuevan en el atrio de su Basílica y con los eventos culturales que allí mismo se disfrutan.

“La noche que nadie duerme”, el 14 de agosto, llega a Huamantla una gran cantidad de peregrinos a visitar a la Virgen de la Caridad y muchos turistas más participan de la “corrida de las luces” y aprecian los extraordinarios tapetes multicolores a lo largo de sus calles, y este noble pueblo siembra en ellos una semilla de fe en Cristo y de amor a la Virgen de la Caridad.

Todo es ofrenda y homenaje del pueblo huamantleco a su querida madre. Por eso, antes de la corrida de toros, con las luces apagadas y miles de velas encendidas, en un breve pero significativo homenaje, una replica de su preciosa imagen da la vuelta al ruedo seguida del obispo diocesano con su comitiva y los matadores en turno con sus cuadrillas. Por eso, también nos explicamos que hace tres años, cuando un aguacero arrasó los magníficos tapetes en lo que parecía un rio de colores, los hábiles y fervorosos huamantlecos volvieron a confeccionarlos, en tiempo record, antes del paso de la bendita imagen.

El momento central de la fiesta es la solemne Concelebración Eucarística a la media noche, tras la cual es bajada la imagen de su nicho y trasladada a un carro alegórico, para la procesión, rodeada de su amado pueblo, sobre los seis kilómetros de tapetes, hechos a base de tierra o arena blanca, aserrín, tinturas y otros elementos, y elaborados por la mano ingeniosa de los tlaxcaltecas, hasta concluir en su propia basílica a las siete de la mañana. ¡Toda una prolongada y fervorosa procesión!

Esta fiesta es una armónica conjunción de fe, arte, tradiciones, música y regocijo popular, que marca la vida de este pueblo y toca las fibras del corazón de sus visitantes.

Hemos de sentirnos orgullosos de nuestras tradiciones manifestadas en las hermosas alfombras y tapetes que el pueblo huamantleco fabrica con sus propias manos. Es el arte efímero que no se queda en la tierra y el tiempo, sino que se eleva al cielo con un sentido trascendente.

Así como acontece en Huamantla, en el variado mosaico de los pueblos tlaxcaltecas podemos reconocer y disfrutar de sus ricas tradiciones y costumbres, que tienen casi siempre un origen religioso y manifiestan su identidad.

Que la Santísima Virgen de la Caridad nos ayude a mantener viva la llama de la fe en su Hijo Jesucristo, para que le encontremos pleno sentido a nuestra vida y contribuyamos a la superación integral de nuestros pueblos.

Tlaxcala, Tlax., a 20 de agosto de 2014

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