de José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera-Oaxaca
A todos los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y fieles laicos de nuestra Arquidiócesis; que protegidos y guiados por la Santísima Virgen sigamos más de cerca a Jesucristo en la entrega de la vida por amor.
Entramos a la etapa final de preparación a la Coronación Pontificia de Nuestra Señora de Juquila; Septiembre es el tiempo de afinar nuestra ofrenda o corona espiritual en torno a las dos tareas globales que nos propusimos: 1- Purificar y fortalecer la Fe; 2- Impulsar, desde la fe, la Reconciliación y la Paz Social. Un compromiso personal, de cada familia y de toda comunidad cristiana. La Virgen nos llama y quiere llevarnos de la mano a tomar más en serio la fe, a fortalecer nuestra identidad cristiana y ser familia de Dios, a humanizar nuestra sociedad de Oaxaca.
- Purificar y fortalecer la fe.
Todos necesitamos dar pasos concretos en torno a los pilares y dinamismos fundamentales de la vida cristiana que ningún bautizado pukede descuidar: conversión, vida de oración, formación básica y permanente, Eucaristía y sacramentos, proyección social de la fe. En cada pilar y dinamismo aseguremos lo fundamental, llenemos los vacíos, fortalezcamos lo débil y profundicemos en lo más importante. En nuestra manera de vivir la fe estos pilares son como el termómetro que nos muestran cómo y dónde vamos en el camino de la fe, en el seguimiento de Jesucristo.
La conversión a Dios es permanente porque comporta orientar toda la vida hacia El, pedir perdón por las faltas y pecados hasta recibir el sacramento de la Confesión con periodicidad regular; la oración diaria personal y en familia es la fuerza del creyente; la formación básica y permanente es luz que da seguridad y abre perspectivas, comporta toda una serie de procesos de educación en la fe; la participación activa y consciente en la Misa o Celebración Dominical lleva a la vivencia de los sacramentos y a la integración a la familia-comunidad de la Iglesia; la proyección social de la fe impulsa al bautizado a ser luz, sal y fermento en su ambiente concreto.
Exhorto a todos a que, desde este mes de Septiembre, expresemos ser miembros vivos de la Iglesia de Cristo, experimentemos la fuerza y la belleza de la fe en cada familia y comunidad cristiana, ¿Cómo?:
- En la oración diaria personal y familiar pidamos por todas las familias de Oaxaca, especialmente por las más necesitadas material y espiritualmente y por las que están pasando momentos difíciles. Que el Señor nos conceda fortalecer la unidad y el amor de nuestras familias.
- Esforcémonos por participar activa y conscientemente en la Misa o Celebración Dominical de preferencia en familia; después de la celebración en el atrio o anexos propiciemos relacionarnos, convivir para experimentar la fraternidad y el hecho que somos la familia de Dios. Construyamos así la Iglesia en nuestra comunidad y parroquia. Jesucristo, especialmente en la Eucaristía, ora por nosotros: "Padre, que sean uno... para que el mundo crea" (Jn. 17,21).
- En este mes, preparémonos para hacer una buena Confesión que marque nuestra vida; será muy agradable a la Virgen Santísima. A varios ayudará para prometer prepararse bien para recibir los sacramentos que les faltan y, a muchos, para fortalecer los pilares fundamentales de la fe.
- Hagamos una promesa-compromiso general que lleve a fortalecer nuestra vida cristiana o renovemos el compromiso ya adquirido con el sacramento del matrimonio, los votos de la profesión religiosa, las promesas sacerdotales. Esforcémonos por adquirir el ritmo anual de hacer o renovar un compromiso fuerte en nuestra vida de fe. Con motivo de la Coronación Pontificia un grupo de fieles laicos va a consagrar su vida al Señor por manos de la Santísima Virgen, algunos temporalmente y otros de por vida..
La fe se fortalece con promesas firmes, con la consagración privada o pública; es lo que sostiene, da seguridad, orienta toda la vida e impulsa la vivencia cristiana de manera cualitativa; lo palpamos en la ordenación sacerdotal, en la consagración de religiosos y religiosas, en el sacramento del matrimonio y en fieles laicos consagrados.
- Impulsar, desde la fe, la Reconciliación y la Paz Social.
En Oaxaca experimentamos por décadas cómo los conflictos alejan el desarrollo y la superación, multiplican divisiones, injusticia y pobreza porque otros se llevan el fruto del trabajo. El hambre de justicia, de vida auténtica y de paz es palpable; lo tocamos en nuestra procesión por la Reconciliación y la Paz el pasado sábado 16 de agosto; fue un grito para tomar conciencia que la proyección social de la fe es parte integral de la vivencia cristiana. El diablo es el padre de la mentira, de la corrupción, de la división y de la violencia; los que la propician y alimentan son colaboradores del diablo, enemigos de la sociedad.
Un buen católico nunca puede optar por la violencia, por la corrupción o por una vida fácil sin compromiso; menos vivir a costa del sufrimiento y pobreza de otros. El tiempo es apremiante; nos urge a todos revisarnos y reconciliarnos con Dios, con los demás, con nuestra sociedad y con la naturaleza; luchemos por la reconciliación y la paz desactivando lo que produce y alimenta la violencia. Desde esta exigencia de nuestra fe, esforcémonos por contribuir a la reconciliación y paz de Oaxaca para sanar vidas, restaurar familias y a nuestra sociedad.
Desde este mes tengamos el valor de recorrer el camino de la reconciliación y de la paz: reconocer nuestros errores y convertirnos, acercarnos, dialogar, perdonarnos y unirnos; este esfuerzo sea parte de nuestra ofrenda para la corona espiritual de Nuestra Señora de Juquila. Para recorrer este camino proponemos varias acciones como expresión de nuestro compromiso cristiano; elijamos las que más necesitemos o ayuden dada nuestra situación y servicio, pero caminemos juntos.
- En Septiembre, los sábados por la tarde a las 8.00 p. m. o al terminar la misa, recemos el rosario en las capillas y templos de la Arquidiócesis por la reconciliación y la paz de Oaxaca y del mundo; de preferencia organicemos un "rosario viviente" en el atrio o explanada del templo con los signos que se consideren más adecuados. Nuestras armas sean, en una mano el rosario para que nunca olvidemos la necesidad que tenemos de Dios y la fuerza de la oración, en la otra mano una vela encendida o veladora que nos recuerde nuestro compromiso de ser luz y que desde la fe sí doblegaremos la violencia.
Quienes no puedan hacerlo por estar de viaje o por otros motivos; recen en el camino o donde estén aunque sea un Padre Nuestro, un Ave María y Gloria con devoción. Es importante orar todos hacia esa misma hora; expresemos y experimentemos así la fuerza de la unidad al orar todos por la misma intención.
- Oremos y trabajemos por la reconciliación entre esposos, familiares, vecinos y compañeros de estudios o de trabajo, por la paz en nuestro barrio o comunidad. No ahorren esfuerzos ni sacrificios por salvar su matrimonio y su familia; los problemas y crisis a veces son inevitables pero desde la fe crecemos a través de ellas, se fortalece el matrimonio y la familia. Nunca nos vayamos a dormir sin reconciliarnos.
- En la Misa o Celebración Dominical de este mes, resaltemos algunos de los variados signos de reconciliación y de paz; vivamos su sentido y compromiso. Agradezcamos a Dios los pasos dados en la semana y pidamos su ayuda para avanzar.
- Daremos un paso decisivo en Oaxaca si nos esforzamos en promover y cultivar desde el hogar la educación en los valores fundamentales para la convivencia pacífica como el respeto, la verdad, la responsabilidad, el servicio, la unidad y el bien común entre otros. El Gobierno, la Iniciativa Privada, las Universidades, Organizaciones y Profesionistas podrían implementar y apoyar programas concretos a través de los Medios de Comunicación, de talleres, del deporte, en espacios y transporte público.
- En esta tarea por la reconciliación y la paz social es muy importante y necesaria la sensibilización y estímulo permanente; la contribución a través de las redes sociales, especialmente de adolescentes y jóvenes, sería en buena parte decisiva; ellos saben mejor como hacerlo compartiendo sugerencias, acciones y experiencias, creando redes.
Vale la pena esforzarnos para no ser cómplices de la violencia; digamos no al mínimo esfuerzo y a la indiferencia. No ahorremos esfuerzos, trabajos ni sufrimientos en sembrar semillas de reconciliación y de paz en el hogar y en nuestro ambiente; aprovechemos las oportunidades y experimentemos la alegría que el Señor promete: "Felices los que trabajan por la paz porque serán reconocidos hijos de Dios" (Mt 5,9). Desde la fe, la cruz es el único camino seguro para lograr una vida de calidad y la superación ante el Señor. Probemos por un año, de seguro veremos frutos significativos si nos aseguramos que el Señor camine con nosotros y la Santísima Virgen nos guíe de la mano.
- En Septiembre, los sábados por la tarde a las 8.00 p. m. o al terminar la misa, recemos el rosario en las capillas y templos de la Arquidiócesis por la reconciliación y la paz de Oaxaca y del mundo; de preferencia organicemos un "rosario viviente" en el atrio o explanada del templo con los signos que se consideren más adecuados. Nuestras armas sean, en una mano el rosario para que nunca olvidemos la necesidad que tenemos de Dios y la fuerza de la oración, en la otra mano una vela encendida o veladora que nos recuerde nuestro compromiso de ser luz y que desde la fe sí doblegaremos la violencia.
Con la familia de Nazareth, guiada por San José, seamos artesanos y custodios de la reconciliación y de la paz en Oaxaca; nos urge en todos los rincones y niveles de nuestro Estado.
Con mi saludo y bendición para todos.