de Eugenio Andrés Lira Rugarcía
Obispo Auxiliar de Puebla y Secretario General de la CEM
Hoy celebramos a nuestra Madre María Santísima en su advocación de Nuestra Señora de la Merced, Patrona de los cristianos cautivos.
Esta fiesta se instituyó para que aquellos cristianos que habían vuelto a la libertad de su cautividad por parte de los moros, agradecieran a la Virgen su intercesión ante Dios y su ayuda a través de las limosnas recabadas por los miembros de la recién fundada “Orden de los Mercedarios”, cuyo fin era pagar el rescate de los cautivos, aunque para ello tuvieran que entregarse ellos mismos como rehenes.
El Papa Inocencio XII extendió en el siglo XVII esta fiesta a todos para recordarnos que la Madre de Dios nos ayuda con su intercesión para que el Señor nos libere de las ataduras físicas y morales que no nos dejan ser libres.