Dios nos cultiva como un campo para hacernos mejores

de Eugenio Andrés Lira Rugarcía
Obispo Auxiliar de Puebla y Secretario General de la CEM

Mier. 8 de octubre

Dios, que lo ha creado todo por amor, “nos cultiva como un campo para hacernos mejores”[20], comenta san Agustín. Pero por desgracia lo desconocemos, hasta el punto de repudiar el más grande de los regalos que nos ha dado: su Hijo unigénito, “piedra angular”, rechazada por los constructores.

La piedra angular es la primera en la base de una cimentación. Es importantísima, ya que las otras piedras se establecerán en referencia a ella, lo que determina la posición de toda la estructura. También, la piedra angular junta y sostiene dos paredes, de tal forma que si se removiese, todo podría venirse abajo.

Habiendo salido de Dios, de quien recibimos todo, a veces decidimos desterrarlo de la vida personal, familiar, política, económica, científica, social y cultural. Entonces, sin la luz, la guía y la fuerza del amor, la vida, el matrimonio, la familia, el noviazgo y las amistades se quedan sin base, sinsentido, a medias y sin esperanza. Y en la sociedad, somos reducidos a objetos de placer, de producción y de consumo.

Al sacar a Dios de la vida y del mundo, nos convertimos en víctimas de un sexo sin amor, de una comunicación sin verdad, de una ciencia sin conciencia, de una tecnología sin ética, de una economía inhumana y de una legalidad sin justicia ¡Todo se derrumba en la soledad, el vacío, la confusión, la división, las adicciones, la infidelidad, la injusticia, la violencia y la muerte! Ya lo decía Donoso Cortés: “la sociedad que vuelve la espalda a Dios, ve ennegrecerse, con aterradora oscuridad, todos sus horizontes”[21].

Ante esto, el Señor puede exclamar: “¿Qué más podía hacer por mi viña?”[22]. Efectivamente; el Padre nos ha creado, ha enviado a su Hijo para salvarnos y nos ha dado su Espíritu para que llenos de su amor y amándolo a Él, a nosotros mismos y a los demás, demos el fruto maduro de una vida plena y eternamente feliz[23] ¿Qué más podía hacer por nosotros?

“Jesús –recuerda Benedicto XVI– es la «piedra angular» en la que se pueden apoyar con absoluta seguridad los fundamentos de toda existencia humana y del mundo entero”[24]. Él nos enseña que sólo el amor puede llevarnos a un desarrollo integral, personal y social, y a una vida plena y eterna. Ese amor que nos impulsa a buscar todo lo que es verdadero, noble, justo, amable y virtuoso[25].

Comprendiéndolo, digámosle con confianza: “No nos alejaremosde ti… danos vida, restáuranos”[26]. ¡Él puede reconstruir lo destruido! ¡Él puede levantar lo caído! ¡Sólo en Él hay futuro! Por eso, escuchemos cómo nos repite hoy aquello que dijo a santa Faustina: “Mi amor no desilusiona a nadie”[27]. ¡Unámonos a Aquél que es la “piedra angular”, capaz de darnos cimiento, de unirnos a Dios y con los demás, y deorientar nuestra existencia hacia la plenitud sin final!

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