Lecturas del lunes, 28ª semana del tiempo ordinario, ciclo A

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Lun, 2014-10-13

I. Contemplamos la Palabra

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4,22-24.26-27.31–5,1:

En la Escritura se cuenta que Abrahán tuvo dos hijos, uno de la esclava y otro de la libre; el hijo de la esclava nació de modo natural, y el de la libre por una promesa de Dios. Esto tiene un significado: Las dos mujeres representan dos alianzas. Agar, la que engendra hijos para la esclavitud, significa la alianza del Sinaí. La Jerusalén de arriba es libre; ésa es nuestra madre, como dice la Escritura: «Alégrate, estéril, que no das a luz, rompe a gritar, tú que no conocías los dolores de parto, porque la abandonada tiene más hijos que la que vive con el marido.» Resumiendo, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la mujer libre. Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud.

Sal 112,1-2.3-4.5-7 R/. Bendito sea el nombre del Señor por siempre

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.
De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. R/.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono y se abaja
para mirar al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11,29-32:

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»

II. Compartimos la Palabra

Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado

Se apoya el apóstol Pablo en el Pentateuco, como viejo relato de salvación, para atacar el deseo de someterse a la Ley, en tanto referencia legal e indicador de la Antigua Alianza. Se sirve de la lectura que los mismos judíos hacen de las mujeres de Abrahán, para recordar que ellos se sabían descendientes de Sara, y despreciaban a los ismaelitas descendientes de Agar, su esclava. Pero Pablo en su exposición invierte los términos con valentía: los que provienen de la esclava, de Agar, son precisamente los judíos; los de la mujer libre, de Sara, los cristianos. Los primeros provienen de forma natural, los segundos, gracias a una promesa, cuando Abrahán y Sara eran estériles por su vejez. En Jerusalén, sea ésta la terrestre, la de hoy, o sea la del Espíritu o la de la Ley, que procede de Dios, el apóstol dibuja la imagen de las dos alianzas. Para Pablo, entonces, ser cristiano significa, ante todo, ser libre, pues las prescripciones de la vieja ley no le permiten disponer de su vida; en tanto que en nombre de Cristo, vivimos la libertad que nos ha ganado.

Los de Nínive se convirtieron por Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás

A la Iglesia y a los cristianos de hoy también se nos pueden, y deben, pedir señales de nuestro seguimiento de Jesús, por si caemos en la tentación de la autocomplacencia o por si creemos que con solo verbalizar nuestra pertenencia eclesial fuera suficiente. Lo cierto y verdad es que seguimos a Aquel que ha subido a Jerusalén, que entregó su vida para que la nuestra tuviera solidez y sentido, que murió en la cruz y brotó del sepulcro como una espiga de luz al tercer día. Otros, al parecer siguieron la predicación de Jonás o recorrieron largo trecho para aprender de un sabio. Pero a Jesús lo tenemos muy cerca, quizá sea ésta la razón de su incomodidad; para buscar al Dios de Jesús no es preciso cruzar fronteras, sino valentía para mirar y bucear en nuestro corazón. Fecundar nuestra existencia con la levadura de la Palabra, abonar la aventura de la vida compartida con los hermanos es tarea más que factible si nos convencemos de que estamos llamados a ser luz y no tinieblas. Porque para ser luz nos llama Jesús a su discipulado, a su seguimiento, pues él es una luz que no solo rompe nuestra oscuridad sino que nos habilita para ser sus testigos por los cuatro puntos cardinales. Y en su nombre. Absoluta novedad.

Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)