de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco
Un gobierno interino que reanima la esperanza para salir de la crisis
Con la designación del Dr. Rogelio Ortega Martinez como gobernador interino se abren las puertas para una salida pacífica de la crisis política y social generada por la masacre de Iguala que ha tenido un gran impacto en el país y a nivel internacional. Una salida pacífica puede darse cuando se cumplan algunas condiciones básicas que pueden darse en el Estado de Guerrero. Una primera es la relación directa y transparente con el pueblo; en este caso, con las familias de los normalistas afectadas por las acciones violentas y con la propia Normal de Ayotzinapa. El diálogo franco y comprensivo puede distender la relación tensa que se vive en este momento. Ellos requieren ser escuchados pacientemente, apelando a la razón y a la justicia. Esta primera condición puede abrir las puertas para encontrar una salida a este doloroso caso.
Otra condición es que se privilegie el interés público a los intereses de partidos o grupos políticos o de cualquier otro tipo. Es necesario recuperar la confianza de la gente en las instituciones públicas que han estado puestas bajo tela de juicio. Si la gente necesita sentirse escuhada en sus peticiones, demandas o necesidades, necesita tomarse en cuenta su paricipación y su colaboración en los asuntos públicos. El gran aliado de un nuevo gobierno que busque darle una salida a la crisis es el mismo pueblo. Creo que no hay que temerle a la gente sino hay que darle confianza y credibilidad al reconocer su gran potencial y su fuerza para participar en la solución de los problemas y en la conducción del gobierno.
Por lo pronto, urge encontrar a los nomalistas y ofrecer un acompañamiento oportuno que les ofrezca una respuesta digna para sus familias. Y, además, no hay que olvidar las miles de familias afectadas por la violencia y la inseguridad en toda la geografía del estado de Guerrero. Urgen respuestas políticas de fondo. La Arquidiócesis de Acapulco está dispuesta a contribuir con su parte desde la perspectiva pastoral y espiritual en lo que tenga que ver con el bien común.
Por útimo, quiero hacer un llamado a las organizaciones sociales, que tienen tanta importancia en el desarrollo y surgimiento de nuevas oportunidades, para que entre todos busquemos caminos de entendimiento y de diálogo a fin de promover formas de colaboración con las autoridades. Hay que evitar cualquier forma de violencia que afecte a la población. Se ha demostrado en los hechos en muchas movilizaciones realizadas que es posible hacer protestas firmes y contundentes por medios pacíficos, confiando en la fuerza de la razón y de la verdad.
La Iglesia católica ofrece acompañamiento espiritual y psicosocial a las víctimas de la violencia: Nos acercamos a las familias de los normalistas desaparecidos y demás víctimas de la violencia
Como respuesta a una parte de la problemática generada el 26 de septiembre pasado por la agresión contra los normalistas de Ayotzinapa, que ha desatado una crisis política en el estado de Guerrero, la Arquidiócesis de Acapulco se ha propuesto encontrarse con las familias que sufren el dolor y el sufrimiento, como consecuencia de ese hecho, para ofrecerles un acompañamiento pastoral. Para ello, nos hemos reunido ya con familias de los normalistas desaparecidos de la región de Ayutla de los Libres que serán acompañadas por las parroquias de Ayutla y Tecoanapa en los aspectos espiritual y psicosocial. Lo msmo nos proponemos hacer con familias de Atoyac de Alvarez. También quiero entrar en contacto con los padres de familia del resto de los jóvenes muertos y desaparecidos para acompañarlas en su dolor y ayudarles a fortalecerse y a transformar su dolor en esperanza.
Así mismo, es necesario ampliar esta ayuda a las miles de víctimas que lo necesitan. La diócesis de Chilpancingo Chilapa ya lo está haciendo, sobre todo en la región de Iguala y veo con esperanza que las demás diócesis se puedan ir incorporando a esta necesaria tarea pastoral.
Próximamente haremos la presentación de algunas publicaciones que contienen subsidios y herramientas precisas para realizar este acompañamiento a las víctimas en donde sea necesario, por personas y comunidades que reciban una capacitacion básica. Esta atención a las víctimas es una prioridad para nuestra Iglesia de Acapulco, que solo cumple la obligación que le impone el Evangelio en cuanto a consolar a los que sufren.