Lecturas del sábado, 31ª semana del tiempo ordinario, ciclo A

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Sáb, 2014-11-08

I. Contemplamos la Palabra

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4,10-19:

Me alegré muchísimo en Cristo de que ahora por fin pudierais expresar el interés que sentís por mí; siempre lo habíais sentido, pero os faltaba la ocasión. Aunque ando escaso de recursos, no lo digo por eso; yo he aprendido a arreglarme en toda circunstancia. Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación. Vosotros, los filipenses, sabéis además que, desde que salí de Macedonia y empecé a predicar el Evangelio, ninguna Iglesia, aparte de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe. Ya a Tesalónica, me mandasteis más de una vez un subsidio para aliviar mi necesidad; no es que yo busque regalos, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta. Éste es mi recibo: por todo y por más todavía. Estoy plenamente pagado al recibir lo que me mandáis con Epafrodito: es un incienso perfumado, un sacrificio aceptable que agrada a Dios. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús.

Sal 111 R/. Dichoso quien teme al Señor

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R/.
Su corazón está, seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16,9-15:

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»
Oyeron esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: «Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta.»

II. Compartimos la Palabra

“Todo lo puedo en aquel que me conforta”

Pablo no tiene más que una cosa en su cabeza y en su corazón: predicar y extender la buena noticia que nos ha regalado Jesús, a cuanta más gente mejor porque eso les va a alegrar la vida. En esta tarea se gastará y se desgastará. Todo lo que le ocurra en este sublime afán lo dará por bien empleado. Tendrá enfrentamientos con los que se oponen a su predicación, otros les escucharán pero no le harán caso. Otros, en cambio, aceptarán a Jesús y su mensaje. En este trajinar evangélico tendrá que hacer frente también a las necesidades materiales. Ante todas sus dificultades encuentra un remedio: “Todo lo puedo en aquel que me conforta”. El Señor Jesús le darás fuerzas ante los problemas espirituales de su predicación, y nada ni nadie le harán callar. ¿Cómo encara las necesidades materiales? Hoy nos describe la situación que vive: “Aunque ando escaso de recursos… he aprendido a arreglarme en toda circunstancia. Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación”. En este campo, hoy agradece a los filipenses cómo en más de una ocasión le han suministrado “un subsidio para aliviar mi necesidad”. Dios, “conforme a su riqueza en Cristo Jesús”, se lo pagará con creces.

“No podéis servir a Dios y al dinero”

Sin dinero no se puede vivir. Pero, dada la fuerte atracción que ejerce sobre el ser humano con sus promesas de abrir las puertas de la felicidad, podemos caer en la trampa que nos tiende: endiosarle, hacerle nuestro Dios, con las tragedias humanas que esto lleva consigo. El dios dinero tiene sus leyes, a quien le adora y sirve le exige tener más y más dinero, y nunca se tiene lo suficiente. Es obligatorio buscar más dinero. El dios dinero, en esa carrera nunca acabada de más y más, pide olvidarse de la honradez, de la justicia, del amor a los demás, de la fraternidad. No tiene ojos para ver el hambre, la miseria, las situaciones difíciles de los hermanos. La codicia, el almacenar más y más dinero, es su única ley. Cada día en los Medios de Comunicación aparecen noticias de todo el mundo donde algunos hombres, por culpa de su dios dinero, se corrompen, se deshumanizan, cometen terribles injusticias, asesinatos… Los analistas económicos nos certifican que la crisis económica que padece la humanidad se debe a la codicia de algunos hombres, que por adorar al dinero, al becerro de oro, han cometido auténticas barbaridades financieras que está pagando toda la sociedad. Dios va por el camino contrario, el del amor, la verdad, la honradez, la fraternidad. No es extraño que Jesús nos diga: “No podéis servir a Dios y al dinero”.

Fray Manuel Santos Sánchez
Real Convento de Predicadores (Valencia)