de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco
Acapulco, Gro., a 7 de diciembre de 2014
Comunicado 43-14
Adviento, una oportunidad para abrirnos al don de la paz
Hemos iniciado la semana pasada el tiempo de Adviento que comprende 4 semanas de preparación para la gran celebración del Nacimiento del Señor. La Iglesia católica distribuida en cientos de comunidades a lo largo y ancho de la Arquidiócesis se concentra para vivir este tiempo clave con una mirada puesta en el Niño de Belén, quien representa el gran motivo de la esperanza cristiana.
En el contexto de zozobra y de incertidumbre social que tenemos, el recurso a la fe es de inmenso valor. Una mirada de fe ante las diversas formas de violencia que se han propagado en el estado, ante la crisis social y política que se ha manifestado, ante las diversas formas de respuesta social de solidaridad e indignación, nos permite percatarnos que algo nuevo está por suceder. En contextos oscuros para el pueblo de Israel, los profetas anunciaban buenas nuevas, indicaban que Dios estaba por intervenir en favor de su Pueblo y llamaban a cambiar actitudes para contribuir a los nuevos tiempos.
Para los católicos, esta crisis significa una oportunidad para la fe, para reconocer que desde las tinieblas, la luz se mira con mayor resplandor. A la luz de la fe, tenemos un futuro iluminado por Dios. A la vez, estamos llamados a cambios de actitudes ante la violencia, ante la inseguridad y ante los conflictos. Necesitamos liberarnos de las actitudes del miedo, el individualismo y la indiferencia y fortalecer una actitud de esperanza que active nuestras energías para participar en la construcción de una sociedad sin violencias y con oportunidades para todos.
El diálogo social, un camino ciudadano para construir la paz.
Las manifestaciones públicas de solidaridad con los padres de los desaparecidos de Ayotzinapa, la exigencia de encontrar a los desaparecidos, de justicia y de cambios en la manera de gobernar ha activado, de una manera inesperada, la participación ciudadana. El caso de Iguala fue un detonante de una gran inconformidad que estaba solo contenida y que ha salido a las calles. Esta participación de los ciudadanos que se expresan de manera pacífica, es necesaria y valiosa porque sin los ciudadanos no habrá soluciones posibles para la crisis que atraviesa el país.
Esta participación ciudadana puede hacerse de las herramientas que necesita para hacerse productiva y generar los cambios que tanto se necesitan. Una herramienta es el diálogo al interior de la sociedad misma, entre todos los actores preocupados por la situación del país, con el fin de encontrar caminos de participación. Esos diálogos pueden fortalecer los lazos necesarios al interior de la sociedad y pueden generar consensos sobre la forma de promover, desde la sociedad civil, los cambios que se requieren para mejorar las condiciones de vida de todos los mexicanos. Participemos y promovamos el diálogo social, como instrumento privilegiado de participación y corresponsabilidad ciudadana.