de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco
Acapulco, Gro., a 29 de diciembre de 2014
Comunicado 46-14
Con profundo dolor e indignación hemos recibido la noticia del artero asesinato del presbítero Gregorio López Gorostieta, quien se desempeñaba como formador del Seminario Mayor “La Anunciación” en Ciudad Altamirano. La pena que nos embarga es indescriptible como comunidad, como Iglesia y como sociedad.
Como lo hemos hecho ya en su oportunidad desde la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Arquidiócesis de Acapulco se une al grito de denuncia y exigencia “¡Basta ya!”, no queremos que hechos como estos se repitan, no queremos que se sigan dando situaciones violentas que tanto han lastimado y lacerado a cientos de familias a lo largo y ancho del territorio nacional.
En forma reiterada, una vez más hacemos el llamado a la paz, a la reconciliación, a la conversión y al perdón. Es momento para unirnos para lograr la paz tan anhelada y que tanto requerimos para seguir adelante y construir un México mejor.
Exigimos y urgimos a las autoridades el esclarecimiento de este y de tantos casos más de víctimas de la violencia que tanto dolor e indignación han provocado. Pedimos al Señor, reciba en su regazo al padre Gregorio López y le permita gozar de la gloria eterna.
Apoyo y solidaridad con los familiares de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa
Desde el primer momento en que se supo la tragedia acontecida los días 26 y 27 de septiembre, la Iglesia Católica ha estado al pendiente, condenando los hechos tan lamentables y dolorosos, en donde fallecieron seis personas y hay 42 normalistas desaparecidos. Este hecho dramático merece toda la atención y respuesta comprometida de parte de las autoridades y de la sociedad, es cada vez más urgente que haya avance en las investigaciones y que se haga justicia.
Como Iglesia en todo momento hemos expresado nuestra solidaridad, ofreciendo acompañamiento espiritual y ayuda a los familiares de los deudos y de los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos.
En este tenor se realizó la reciente visita a Ayotzinapa del Nuncio Apostólico en México, Christophe Pierre, quien ofreció a todos los familiares y a los presentes un mensaje de paz, reconciliación y consuelo de parte del Papa Francisco. Ahí pidió a los padres de familia que no pierdan la esperanza ni la fe, además de que manifestó la solidaridad que el Santo Padre tiene con los padres de los jóvenes desaparecidos.
Como Iglesia Católica estamos dispuestos a seguir trabajando y apoyando con lo que sea necesario para superar esta dolorosa situación que hiere y lastima a toda la sociedad. Seguiremos insistiendo en que es necesario que se haga justicia en este caso e insistiremos para que jamás se vuelvan a repetir este tipo de hechos tan lacerantes.
Inicio de Año 2015, un llamado a la conversión
El inicio de un año nuevo es una celebración muy importante y significativa para la mayoría del pueblo; marca el comienzo de una nueva etapa y para muchos, es la oportunidad para proponerse metas, realizar proyectos, plantearse anhelos y dar paso a nuevas expectativas de vida. En la tradición cristiana, el inicio de año está marcado por el Calendario Gregoriano que corresponde a un ciclo de 12 meses.
Más allá de la fiesta, el comienzo del 2015 debe ser un llamado a la conversión, a la reflexión y a la introspección para analizar qué aspectos de la vida diaria, individual y comunitaria, podemos mejorar o cambiar. Es un llamado también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para iniciar una nueva vida, plena de fe y esperanza, de perdón y reconciliación, de compromiso y renovación, de sinceridad y solidaridad con quienes más lo necesitan.
El inicio de este nuevo año es también la oportunidad que Dios nos da para lograr la conversión de nuestras almas para perdonar, apreciar, compartir y saber amar al prójimo; empecemos desde nuestra vida cotidiana con acciones simples: saludando al vecino, perdonando los pequeños y grandes errores, dando la mano a quien lo necesita, respetando lo ajeno, no tirando basura en las calles, respetando las señales de tránsito, siendo responsables y colaborando directamente en la marcha de nuestra comunidad y sociedad.
Que el año 2015 nos haga vivir con un corazón renovado y con los ánimos para salir adelante aun en las condiciones más adversas.
¡Feliz año 2015!