de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas
21 Enero
San Inés
Hebreos 7,1-3.15-17: “Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec”, Salmo 109: “Tú eres sacerdote para siempre”, San Marcos 3,1-6: “¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir?”
La primera lectura de este día, tomada de la carta a los Hebreos, nos presenta a Jesús como el verdadero sacerdote a semejanza de Melquisedec. El sacerdote queda colocado en medio de Dios y de los hombres como signo de unión y puente entre los dos ámbitos que se unen y dialogan para dar vida. El sacerdote es sobre todo puente que enlaza, que se ofrece como camino, que es pisado para encauzar a una y a otra parte al encuentro.
Así es Jesús y así vive todo su ministerio: una ardua búsqueda de relacionar verdaderamente al hombre con Dios; y de mostrar el amor divino a los hombres. En el evangelio de este día encontramos una de esas ocasiones en que Jesús tiene que cuestionar seriamente si las leyes y ceremonias que hace su pueblo lo llevan a una verdadera relación con Dios. Pone a un hombre en medio de la sinagoga. Un hombre tullido que significa al hombre amarrado, encadenado y sujeto a tantas ataduras que no le permiten llegar a Dios. Pero al ponerlo Jesús en medio, también se coloca Él mismo ya que es a Él a quien verdaderamente quieren juzgar los fariseos.
Un hombre en medio es signo de Cristo que se coloca como medio y como puente para llegar a Dios Padre. La pregunta toca el fondo de toda relación: ¿Los ritos y las leyes están llevando a Dios? La señal es el sábado, institución sagrada para los israelitas. La clave la da el mismo Jesús: si una ley, un rito o una institución, dan la vida al hombre tendremos que cuidarlas; si van en contra de la vida del hombre debemos ponerlas en tela de juicio. Pocas veces se dice de Jesús que se llena de ira y de tristeza.
Pues hoy lo hace al comprobar que se desprecia al hombre. La misma pregunta nos debemos hacer hoy y revisar si lo que estamos haciendo en la familia, en el trabajo, en la educación, está dando vida a la persona o solamente se le está utilizando.
¿Qué lugar van ocupando los hijos en una familia? ¿Se les trata y respeta como personas? ¿Y en la escuela?, ¿Y en el trabajo? ¿Y en los negocios? Tendremos que reconocer que muchas veces se utiliza a la persona para intereses egoístas. Hoy Jesús nos cuestiona y nos hace reflexionar: ¿Estamos dando vida con nuestras actitudes e ideas?