de Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
Durante esta semana, los obispos del país, nos hemos reunido en sesión plenaria para reflexionar en uno de los temas de mayor preocupación para la Iglesia: los jóvenes. Ellos, son los destinatarios y protagonistas de la nueva evangelización. Son quienes llevan el proyecto de la pastoral juvenil en nuestra Arquidiócesis.
Para un servidor es muy importante el trato cordial, cercano y directo con ellos, ya que al escucharlos, encuentro y siento la frescura de la Iglesia. Su apertura y franqueza confrontan, porque son el rostro de una Iglesia que jamás envejece.
En múltiples ocasiones el Papa Francisco, como sus antecesores, ha realizado un llamado para que demos oportunidad a quienes son la fuerza transformadora de la Iglesia y de la sociedad, para que con sus aportaciones sigan haciendo que los habitantes de este mundo encontremos el sentido de nuestra vida.
Los jóvenes son capaces de traspasar fácilmente las fronteras que los adultos hemos impuesto, sobre todo en este tiempo, en el que el uso de las redes sociales favorece el constante intercambio de ideas.
Al percibir el gozo con el que viven su vida, me siento contagiado de ese espíritu de ánimo y apertura con el que reciben la palabra de Dios y la transmiten a sus semejantes. Ellos son quienes evangelizan a sus amigos, a su misma familia. Sin los jóvenes, la Iglesia estaría incompleta.
Es por eso que recomiendo a todos los miembros de la Iglesia a que nos acerquemos a los jóvenes y nos dejemos sorprender por sus inquietudes, preocupaciones e interrogantes. Ellos tiene mucho que aportar, y los adultos mucho que compartir por nuestra experiencia en la vida.
Los jóvenes deben ver en los adultos a los maestros que pueden guiarlos con facilidad en la realización de sus proyectos.
No tengamos miedo de “desempolvar” las bancas de nuestras Iglesias. Hagamos de este tiempo pascual, un tiempo de renovación en la fe, para que sacerdotes, laicos y obispos, nos comprometamos a vivir la alegría de la fe en el compromiso generoso a todos los hermanos.
De manera especial, invito a todos para que redoblemos esfuerzos y nos acerquemos a aquellos jóvenes que sufren por no tener la oportunidad de estudiar o trabajar, y por aquellos que se encuentran en los centros de readaptación, para que encuentren en nosotros una esperanza que les ayude a realizar sus proyectos de vida.
Finalmente, les informo que los días 21 y 22 de este mes, me reuniré con todos los sacerdotes de la Arquidiócesis para continuar con los trabajos de nuestro próximo plan de pastoral. En fechas posteriores lo haré con los consagrados y el laicado comprometido de la Iglesia.