En la Exhortación Apostólica Postsinodal de Benedicto XVI, "Sacramentum Caritatis", se expone lo siguiente acerca de la liturgia de la Palabra en la Eucaristía:
Junto con el Sínodo, pido que la liturgia de la Palabra se prepare y se viva siempre de manera adecuada. Por tanto, recomiendo vivamente que en la liturgia se ponga gran atención a la proclamación de la Palabra de Dios por parte de los lectores bien instruidos. Nunca olvidemos que Dios mismo habla a su pueblo, y Cristo presente en su palabra, anuncia el Evangelio>>.
Para comprenderla bien, la Palabra de Dios ha de ser escuchada y acogida con espíritu eclesial y siendo conscientes de su unidad con el Sacramento eucarístico. En efecto, la Palabra que anunciamos y escuchamos es el Verbo hecho carne (cf.Jn 1, 14), y hace referencia intrínseca a la persona de Cristo y a su permanecia de manera saramental. Cristo no habla en el pasado, sino en nuestro presente, ya que Él mismo está presente en la acción liturgica. En esta perspectiva sacramental de la revelación cristiana, el conocimiento y el estudio de la Palabra de Dios nos permite apreciar, celebrar y vivir mejor la Eucaristía. A este respecto, se aprecia también en toda su verdad la afirmación, según la cual >.
Para lograr todo esto es necesario ayudar a los fieles a apreciar los tesoros de la Sagrada Escritura en el leccionario, mediante iniciativas pastorales, celebraciones de la Palabra y la lectura meditada (lectio divina). Tampoco se ha olvidar promover las formas de oración coservadas en la tradición, la Liturgia de las Horas, sobre todo Laudes, Vísperas, Completas y también las celebraciones de vigilias. El rezo de los Salmos, las lecturas bíblicas y las de gran tradición del Oficio divino pueden llevar a una experiencia profunda del acontecimiento de Cristo y de la economía de la salvación, que a su vez puede enriquecer la comprención y la participación en la celebración eucarística.
Continuará...