La tarea de todos

de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas

19 Mayo

AUDIO

Hechos 20, 17-27: “Quiero llegar al fin de mi carrera y cumplir el encargo que recibí del Señor”, Salmo 67: “Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya”, San Juan 17, 1-11: “Padre, glorifica a tu Hijo”

Nuevamente nos encontramos con San Juan y sus juegos de palabras que nos ayudan a profundizar en temas que son de gran importancia para nuestra vida. Ahora nos habla nada menos que de la gloria de Dios.

Cuando uno escucha como Jesús se refiere al Padre y afirma que toda su vida es para glorificación del Padre y que el Padre también le dará gloria al Hijo, podríamos pensar como un círculo que se cierra en las dos personas o bien en la Trinidad cuando estas afirmaciones también se refieren al Espíritu Santo. Sin embargo, nada más lejos de esta idea: la gloria del Padre sólo será completa, hablando a nuestro modo humano, cuando lleve la felicidad a los hombres.

La gloria del Padre consiste en que lo conozcan los hombres y encuentren así su propia felicidad. La gloria del Padre consiste en que los hombres tengan vida eterna y Jesús enfoca toda su actividad y todo su anuncio a conseguir que los hombres participen de esta vida eterna. Por eso manifiesta el nombre de su Padre, les proclama que son sus hijos y los invita a que cumplan su Palabra.

La gloria del Padre es también la principal tarea de todo ser humano. Pero atención, la gloria no nos llevará a despreocuparnos por el bienestar de los hombres, sino al contrario nos comprometerá en serio a la construcción de un mundo que realmente le de gloria al Padre. ¿Podríamos decir que la naturaleza le dará gloria al Padre cuando la hemos destruido y utilizado para el bien de unos cuantos? ¿Dará gloria al Padre el egoísmo y la ambición que nos lleva a olvidarnos de la verdadera vida de los demás? ¿Estaremos dando gloria a nuestro Padre cuando nos regimos por la mentira y la injusticia? La verdadera gloria que podemos tributar a Dios está muy unida a la búsqueda de la verdadera vida para toda la humanidad.

Hoy tendremos que revisar si ha valido la pena nuestro caminar por este mundo, si hemos dado gloria a Dios. San Pablo en la primera lectura reconoce que toda su vida la ha dedicado a “anunciar el evangelio de la gracia de Dios”, que ha servido y que ha dado gloria a Dios. Aunque se encuentra prisionero reconoce que bien ha valido la pena su entrega y su servicio. ¿Nosotros como hemos vivido? ¿Estamos dando gloria a Dios?