La madre que va a dar a luz y que espera a su hijo con ilusión

de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas

3 Junio Santos Carlos Lwanga y Compañeros, mártires.

Hechos 18, 9-18: “Muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo”
Salmo 46: “Dios es el rey del universo. Aleluya”
San Juan 16, 20-23: “Nadie podrá quitarles su alegría”

Hay personas que pasan por el mundo como si siempre estuvieran a disgusto: no se alegran de verdad, se tornan agresivos, todo les molesta… y con frecuencia le echan la culpa a los otros. Y, al verlos en ese estado, las personas se alejan de ellos, se pierden oportunidades y se generan conflictos. ¿Está el problema fuera de ellos? No, el problema está en el corazón. Es cierto que hay muchas cosas exteriores que pueden influir en nuestro estado de ánimo, pero lo exterior no es lo que nos da la paz ni la alegría. Jesús hoy nos pone un ejemplo muy vivo: la madre que va a dar a luz y que espera a su hijo con ilusión. Ella estará sufriendo pero lo hace con alegría y esperanza. Le duele y proferirá gritos de dolor, pero su corazón está alegre.

Hoy Cristo nos invita a estar alegres, con esa verdadera alegría que brota del corazón, que envuelve a la persona en un ambiente de paz y que nos hace que estemos dispuestos a estar en armonía con los demás. Ya basta de estar renegando, hoy porque hace calor y mañana porque hace frío; hoy porque hay mucha gente y mañana porque no vino nadie; todas las circunstancias externas no pueden modificar la verdadera armonía del corazón.

¿Hay problemas y enfermedades? Es cierto tendremos dolores, pero si renegamos en nada remediamos la situación. ¿Qué me dice Jesús en este momento? ¿Cómo uno mis enfermedades y mis dolencias a su vida y cómo siento su presencia conmigo? ¿Cómo puedo transformar estos elementos que me parecen todos negativos en luz que proporcione alegría? ¿Qué haría Jesús en una situación semejante? Cuando sientas que estás muy triste y solitario, te recomiendo que te imagines a Jesús cerca de ti y que pienses qué es lo que te pide en ese momento. Es cierto que algunas veces tendremos ganas de renegar y reclamarle. Muchos de los salmos son reclamos a la presencia de Dios y búsqueda de soluciones a graves problemas. Todo esto lo podemos dialogar con Jesús, pero a lo que no tenemos derecho es a vivir a amargados, negativos y sin participación en la búsqueda de soluciones. Puede la vida ser muy dura, pero será peor para el que la afronta sin esperanzas. Puede haber muchos problemas, pero serán mayores si no los resolvemos con entereza; puede haber mucha soledad y nostalgia, pero será estéril si no la llenamos de la presencia y del amor de Jesús. Hoy Jesús está contigo y camina junto a ti.