Se acerca el día de las elecciones y ojalá que la situación social que se vive no vaya de mal, en peor. Por eso los elegidos deben de reflexionar en lo fundamental para obtener el bien común y las buenas relaciones humanas, que se encuentra en la doctrina evangélica, que es por excelencia política, para el bien común social, porque si la vivimos tendremos unas buenas relaciones humanas; llenas de paz. La doctrina social de la Iglesia es la enseñanza que propone la jerarquía eclesiástica, que esta integrada por el Papa y los Obispos en comunión con el, como sucesor del apóstol Pedro y del Colegio Apostólico. Y el propósito de esta enseñanza se refiere a cuanto se relaciona con la fe y la moral. Entre estas cosas esta en primerísimo lugar el ser humano. Por su eminente dignidad. Por la estrecha solidaridad de los seres humanos y las imperiosas exigencias de la convivencia social. Por eso nos habla el magisterio eclesiástico como deben ser las relaciones humanas, para que haya una convivencia social pacifica y nos dice que siendo el hombre un ser social por naturaleza, necesita vivir entre los demás hombres para poder satisfacer íntegramente sus necesidades. No se puede concebir la posibilidad de que el hombre viva aislado, no puede apartarse de los demás, no puede encerrarse en un mundo imaginario, ya que pertenece a la familia humana y solo dentro de ella encuentra su plena realización. Un hombre solitario e insolidario es un ser psicológicamente inadaptado, que quiere vivir en forma instintiva y animalesca. Dios dijo: “No es bueno que el hombre este solo” (Gen; 2, 18) Por eso hay una tendencia natural en el hombre de colectividad hacia los demás, no como algo pasajero, sino como una necesidad substancial y perenne. Un hombre encerrado, es un hombre atrofiado. Un hombre individualista, es un hombre mutilado. Un hombre insolidario, es un hombre deforme. Un hombre autosuficiente, es un hombre caricaturesco. Un hombre hermético, es un hombre embrionario. Necesitamos pues de los demás y de ahí la necesidad de tener unas buenas relaciones humanas que nos hagan gratos, útiles y serviciales a los otros. Que propicien una convivencia humana armónica en todas sus manifestaciones.
¿Como se pueden lograr buenas relaciones? Uno de los principios fundamentales para las buenas relaciones humanas, es reconocer que cada ser humano es diferente, que cada hombre es una individualidad, es una persona. Todos los seres humanos tenemos el mismo origen y destino trascendente y somos iguales en dignidad humana, porque todos hemos sido creados a imagen de la divinidad; también merecemos disfrutar de todos los derechos humanos inherentes a la persona humana, pero cada individuo, es un sistema en sí, un ser uno, singular, diferente e irrepetible. Querer robotizarnos es un grave atentado contra nuestra libertad para determinarnos y menospreciar el hecho de que somos un potencial de crecimiento único. Toda la creación, esta basada en la uniformidad, excepto en lo que respecta al hombre. Cuando éste aparece, irrumpe la individualidad. Esta ilumina el camino para las relaciones humanas adecuadas. Cuando nos comprometemos en serio a conocernos, comprendernos y adaptarnos mutuamente nuestra individualidad, para actuar cada uno frente al otro con el respeto y consideración que merece, tendremos unas relaciones humanas maduras y adecuadas. Reconozca y respete la individualidad de cada persona, su vida y su forma peculiar de ser. Acéptelo como es, inspirado en el amor. Ya que éste es una fuerza enorme, capaz de transformar al mundo. Sin él los saludos, las sonrisas, las alabanzas, los consuelos y los servicios no tienen éxito. Con amor sincero y caridad cristiana estaremos siempre bien con Dios y con los prójimos; trabajaremos para que desaparezcan: odios, rencores, críticas malsanas, injurias, robos, explotaciones, engaños, asesinatos. El amor hará que no haya hijos abandonados, ancianos olvidados, familias divididas; el amor puede llenar al mundo de alegría, de esperanza, de entusiasmo, de solidaridad para luchar contra todo lo que sea nocivo para el bien común.
Ame pues a cada prójimo como es; no olvide que todo ser humano es fundamentalmente positivo. Que tiene incrustada en su misma naturaleza, la bondad que el Creador mismo le dio. Fíjese más bien en lo positivo que en lo negativo. No olvide que cada ser humano es una novedad dinámica con vocación al crecimiento interior, para realizar su destino personal y social. Cada prójimo es una singularidad con facetas valiosas. Con cualidades y defectos. No hay nadie por imperfecto que sea, que no posea alguna cualidad o al menos posibilidad de cambiar para alcanzarla. Los defectos ajenos en lugar de incomodarnos, debemos aprovecharlos para cambiar nuestro propio comportamiento. Cada ser humano aunque usted no lo crea, es una riqueza para el otro porque es una realidad dinámica y si la observa detalladamente hallará actitudes dignas de alabar e imitar. Mirar siempre el lado positivo de los demás es un método eficaz para tener unas buenas relaciones humanas y vivir una vida agradable y optimista. Evite la enfermedad de la amargura que es difícil de curar. El amargado, el que ve únicamente lo negativo de la vida y de las personas es derrotista y negro. Viva sin malicia para nadie, con caridad para todos. Si Usted sabe respetar la individualidad de la persona, apreciar sus valores y tratarla con amabilidad y delicadeza, la estará invitando a que se incline por la bondad.
Oxigene su corazón, avive la sonrisa y embellezca su rostro con ella; impulse el entusiasmo por la vida y el progreso material y espiritual. En el mundo hay muchísimas cosas buenas y todos los hombres quieren ser buenos. No todo está perdido; no es cierto que el hombre es lobo para siempre; es: hermano y amigo. No busque responsables de los males sociales en los que todos tenemos algo de culpa. Busque mejor soluciones. Destierre de su corazón el egoísmo que frustra la realización como persona, y es fuente de vaciedad espiritual, barrera para la comunicación adecuada, cierra la puerta para el servicio al otro a quien sólo busca para aprovecharse de él y explotarlo. TRATE DE TENER BUENAS RELACIONES HUMANAS; PORQUE NO PUEDE NI DEBE VIVIR AISLADO. Y como principio fundamental es estar convencido de que cada ser humano es distinto y aceptarlo como es, para un enriquecimiento mutuo y amarlo como Cristo nos amó. Él nos pide que imitemos este ejemplo que Él nos ha dado y nos lo sigue dando. ¡Ojalá que lo imitemos! ¡Porque es un ejemplo Cien por Ciento Político! ¡Siempre trabajó por el Bien Común de la Humanidad! Que el que sea elegido, estudie y reflexione estas enseñanzas divinas.