“Vayan por todo el mundo y enseñen a todos los pueblos -gente- a observar todo lo que yo les he mandado, y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. (Mt. 28, 20)
Por eso el actual sucesor del apóstol Pedro, Benedicto -XVI-, siguiendo el ejemplo de su admirable y ejemplar antecesor que va camino a la santidad, viene a esta parte del mundo, que es: México. Para enseñarnos y recordarnos que, el mensaje evangélico, no está limitado ni geográfica, ni racialmente. Sino que debe de llegar a todos los rincones del mundo, incluyendo al Senado de la República y al Congreso de la Unión. Para que estén impregnados de los valores evangélicos, que son fundamentales para que haya una vida social de paz, justicia y demás valores éticos. Y también viene el -Papa- a recordarnos que el ser discípulo del Divino Maestro, es un don, pero también un deber. Porque se recibe, pero hay que obrar, trabajar, cumplir con lo pedido por el Maestro, para salir aprobados. Porque la -Fe- sin obras está muerta. Narra el evangelio que de las arenas del mar de Tiberíades Jesús llamó a Pedro, para convertirlo en “pescador de hombres”. Tres años después Jesús ya resucitado y glorioso le cambió definitivamente la profesión haciéndolo “Pastor” del rebaño. La escena evangélica registrada por Juan es corta y sencilla, pero rica y profunda en su significado. Después de una noche estéril, sin pesca, llegada la mañana volvieron a la orilla. A la luz indecisa de la aurora, vieron la figura de un desconocido quien les grito si tenían algo de comer. Al contestarle “no” el desconocido les dijo tranquilamente: “echen la red a la derecha y hallarán”. Obedeciendo, el resultado fue tan rápido como inesperado. La red se llenó. Prodigio tan sorprendente, no podía venir sino del Señor Jesús y así se lo comunicó Juan a Pedro. Al llegar todos vieron fuego y un pescado encima y pan a un lado; mandó traer más peces, recién pescados y por última vez Jesús partió el pan y lo distribuyó y lo mismo hizo con el pescado. Cuando terminaron Jesús se dirigió a Simón y le dijo: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Aquel negador de Jesús en la noche del primer Jueves Santo, recordando todo contestó: “Si, Señor tu sabes que te quiero” y Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. Esta pregunta fue hecha tres veces, con la misma respuesta y encomienda. Pedro debe apacentar el rebaño de Jesús. Con esta misión Jesús le cumple la promesa hecha en Cesarea de Filipo. Pedro y sus sucesores los Papas serán los guardianes de los corderos y ovejas que forman el rebaño (la Iglesia) de Jesús. Pedro va abandonar el mar y se dirigirá a buscar pastos abundantes y fuentes cristalinas para el rebaño. Cambió su barca de pescador, por el cayado de Pastor. Un pastor poseedor de un amor sin reservas, que a imagen de Jesús salga a buscar las ovejas y hace que regresen al rebaño. El buen pastor cuida al aprisco de las embestidas de los lobos, que siembran desorientación en el aprisco; las apacienta con inteligencia y sabiduría, siempre de acuerdo con las orientaciones del dueño: Jesús. El buen pastor también es maestro, que enseña a vivir la vida de los hijos de Dios. Empezando con el propio y personal ejemplo. Enseñar y pastorear son acciones que pertenecen a la esencia misma del oficio encomendado por Cristo a Pedro y a sus sucesores. El buen pastor no es un asalariado que realice su misión con afán de lucro. Todo lo hace por amor y si es preciso da la vida por las ovejas. Esto, es lo que hace el Papa en su continuo peregrinar por el mundo. Como sucesor del Apóstol Pedro, tiene ante si a la familia humana. Sus visitas a las naciones y continentes son netamente “PASTORALES”. Viene como buen pastor, padre y maestro a hablarnos que Dios es fuente de amor y quiere que todos los hombres vivan en ese amor, porque todos formamos una sola familia. Todos somos hermanos.
Sus visitas son también políticas; pero en el sentido correcto de la palabra. Muchos de mala intención o por su escaso coeficiente intelectual al oír la palabra política, piensan en conductas turbias, o adhesión a un determinado partido. Ignorando que la misión de la Iglesia y consecuentemente del Papa es la de Evangelizar a todo hombre. Esta misión es: rica, compleja y dinámica. Debe llevar a todos los ambientes humanos, el influjo luminoso y transformador del evangelio. Este, es para el hombre que vive dentro de este mundo y en un momento concreto, específico y determinado, con una problemática propia. La misión pastoral del Papa está dentro del mundo y por lo mismo tiene una dimensión política inherente a ella. Esto, no quiere decir que el Papa intervenga en asuntos que son específicos del Estado. Sólo que no puede permanecer al margen de los problemas humanos. Como pastor y padre, se preocupa también de problemas materiales que aquejan a las ovejas. La palabra POLITICA no significa Sectarismo, sino un compromiso decidido y pleno, con y por los hombres. Ser político es lo mismo que ser orientador, el Papa orienta en asuntos de fe y moral. Luego el papa es político. Pero no se inclina por ningún partido en especial. Toca temas desde luego humanos, que si caen dentro del ámbito específico del Estado, el Papa los menciona, en cuanto esos problemas tienen una relevante dimensión ética y se barajan en ellos normas morales. Material este, que ya es de la incumbencia de la misión pastoral del Papa. Como serían vgr: el aborto, el divorcio, el narcotráfico, el soborno, la injusticia, sobre todo cuando ésta, se realiza en los más desposeídos. El Papa, no viene a predicar la resignación, sino la fuerza del amor evangélico fermento transformador de la interioridad humana que hace que los hombres se amen como hermanos. El Evangelio no es bálsamo de consolación sino doctrina de amor vivo y eficaz, que si se viviera en la práctica el mundo cambiaría. El Papa en sus visitas pastorales no pretende organizar a los pueblos en el aspecto técnico o económico. Las mismas leyes eclesiásticas le impiden hacer esto. Su misión es lograr una reforma de espíritus, que es mucho más esencial y profunda que la simple reforma de instituciones. Pero los problemas humanos no son ajenos a la fe; el mensaje evangélico, está de acuerdo con las rectas aspiraciones del corazón humano. El Evangelio no deshumaniza, al contrario eleva la dignidad humana hasta acercarla a la divinidad. El Papa es y debe ser político, en el sentido correcto de la palabra, en cuanto se interesa por el bien común. SUS VISITAS SON PUES PASTORALES Y POLITICAS. Las personas que insisten en sacar de “foco” estas actividades del Papa, están equivocadas; porque ignoran que toda autoridad eclesiástica, tiene la misión de anunciar a toda la humanidad, que está hambrienta de mejores formas de vida social, el mensaje y la doctrina, más perfectas que puedan existir, para vivir con dignidad, la cual está en la actualidad dolorosamente rebajada y ofendida. La autoridad eclesiástica tiene el deber de ayudar a la persona humana a poner en práctica, las normas evangélicas señaladas por la suprema autoridad del Divino Redentor, para vivir una vida social de Justicia y de paz. Y todos los miembros de la sociedad humana, debemos trabajar en la humanización del mundo y en la evangelización, para que todo lo temporal esté rectamente funcionando, sirviendo. Que la fuerza del mensaje evangélico, nos ayude, a vivir y a renovar desde dentro todos nuestros sentimientos, para que éstos, se orienten al Bien Común que debe estar cimentado en las normas evangélicas dadas por la Divina Autoridad. ¡Arriba y adelante!